Por HERMANN TERTSCH
El País, Berlín,
22.09.02
Si gana hoy las elecciones y logra acceder a la cancillería
federal, Edmund Stoiber habrá hecho historia. Se convertirá en el primer bávaro
que gobierna Alemania desde la existencia del país. Si pierde, no sólo se verá
obligado a volver a la presidencia del Estado Libre de Baviera, con pocos
alicientes ya, sino que quedará condenado durante el resto de sus días a
recordar los errores que le llevaron a perder unas elecciones que tenía
ganadas.
Reflexionará una y otra vez si la causa estuvo en sus
interminables 'eeehhhs' antes de responder en las entrevistas televisivas en
campaña; si estuvo en la falta de reflejos que le llevó a no interrumpir sus
vacaciones cuando media Alemania estaba bajo agua en agosto; si fueron los
comentarios sarcásticos de poca gracia sobre las parejas homosexuales, sus
últimas invectivas contra los inmigrantes, su afirmación rotunda de que su
mujer no opina sobre política o, simplemente, el hecho de ser bávaro.
En todo caso, Edmund Stoiber -que cumple 62 años la próxima
semana, jurista pero captado muy joven para la política profesional por su
mentor Franz Josef Strauss- ha tenido que digerir en este pasado medio año más
dosis de humildad que en toda su carrera en una Baviera donde su partido, la
Unión Socialcristiana (CSU), tiene abonada desde hace décadas la mayoría
absoluta y domina la vida política, social y económica casi como si de un
partido único se tratase. Cuenta con un mal precedente: su mentor Strauss
también intentó la aventura alemana y se estrelló contra Willy Brandt. Pero
Strauss tenía unas conchas que le permitieron volver a Múnich y seguir
gobernando como si nada hubiera pasado.
Nacido en Oberaudorf, pequeña localidad de la Baviera
profunda, Stoiber procede de lo que los muy católicos bávaros consideran una
familia intacta y unida, por mucho que su padre, como tantos otros, tuviera
muchas dificultades para arrepentirse de su pasado entusiasmo
nacionalsocialista. Nada que ver en todo caso con la dura infancia de su rival
Schröder, hijo de una viuda de guerra que tenía que limpiar suelos para llevar
algo de comida a casa. Infancia protegida y juventud lineal fueron la base para
esta personalidad con tanta vocación por el orden.
Doctor en Derecho por la Universidad de Ratisbona, Strauss
lo convierte en 1988 en ministro del Interior, donde se hace un nombre como
martillo de izquierdistas y combate todo lo que no sea la forma de vida
'correcta' bávara. Su apego a la fe y a las tradiciones no le impide organizar
unas campañas en el seno de la CSU bastante impías hacia los hombres fuertes
que lo habían apoyado tras la muerte de Strauss.
Baviera es uno de los Estados más prósperos de Alemania y él
no duda en atribuirse el mérito. Ha sido un firme adversario del Tratado de
Maastricht y del euro. Una parte de la opinión pública alemana, especialmente
de la bávara, considera a Stoiber consecuente, riguroso y competente; la otra
lo considera oscuro, aburrido y autoritario.
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