Por HERMANN TERTSCH
El País, Berlín,
24.09.02
LA VICTORIA ROJIVERDE EN ALEMANIA
Llega la hora de Angela Merkel como jefa de la oposición
El Partido Comunista Alemán (DKP), viejo fantasma de la
historia alemana del siglo XX, logró el domingo un total de 3.923 votos de los
casi 49 millones que acudieron a las urnas. Eso sí que es perder a lo grande.
Pero la sensación de derrota de esos poco menos que 4.000 alemanes, obcecados
en su fervor milenarista, no es nada comparado con lo que ayer sintieron
millones de votantes de la CDU y CSU.
Los seguidores de la CDU/CSU vivieron su mayor pesadilla al
constatar que se consumaba la continuidad de la coalición entre los
socialdemócratas de Gerhard Schröder y Los Verdes de Joschka Fischer. Las caras
descompuestas e incrédulas, en Múnich y Berlín, cuando sus líderes aún les
insistían en que habían ganado ellos, eran un poema.
¡Tan cerca había estado la victoria! En julio, su ventaja
era por lógica inalcanzable. Y el domingo mismo, los sondeos a pie de urna
dejaban una y otra vez claro que la CDU/CSU gozaba de una sólida ventaja
respecto a los sozis, el SPD, que no son sólo el adversario
ideológico, sino el partido de un dirigente, Schröder, detestado por ellos como
sólo lo ha sido antes otro socialdemócrata: Willy Brandt.
Como sucedía con Brandt, el militante democristiano alemán
es más hostil al líder del SPD hoy que a la socialdemocracia en general. Saben
que, como sucedía con Brandt, el hombre les es más peligroso que las siglas.
Tenían razón. Stoiber, su candidato conservador y bávaro, se vuelve a Múnich y
todos son conscientes de lo muy improbable que pueda volver a asomarse al
escenario político nacional alemán. 'Edmund, Edmund, Edmund' fue recibido ayer
en Múnich por miles de personas como un digno perdedor. Y un día después de
frustrarse el sueño de convertir al Gobierno de socialdemócratas y verdes en un
episodio menor, los democristianos alemanes tienen ya conciencia de que,
evanescentes sus muy inciertas proclamas de ser la fuerza mayoritaria en el
Reichstag, tienen que acometer una reordenación general de sus fuerzas para
intentar ir reconquistando parcelas en elecciones municipales y de Estados
federados que en realidad creían ya cautivas en una operación napoleónica el 22
de septiembre. Donde creían Austerlitz estaba Borodino.
El jefe del grupo parlamentario de CDU/CSU en el Bundestag,
Friedrich Merz, dijo ayer lo que el domingo nadie quería pronunciar en su
partido: 'Hemos perdido las elecciones federales'. Para entonces, eso era más
que evidente. Pero también puede ser que el propio Merz haya perdido su cargo.
La presidenta de la CDU, Angela Merkel, la menos damnificada por este fracaso,
ya ha exigido públicamente su puesto como jefe de la oposición en el
Parlamento. Ha llegado la hora de esta mujer germanooriental de apariencia
torpe y cuya mayor arma es la forma en que adversarios en su partido y fuera de
él la infravaloran. El día después, todos en la CDU y CSU saben que si Stoiber
no ha logrado derrotar a Schröder ahora, no lo hará jamás. Merkel, que legó la
candidatura a Stoiber en una operación que cada vez se antoja más sabia, tiene
tiempo para esperar mejores constelaciones. Stoiber vuelve a su Baviera, donde
el domingo obtuvo más del 60% del voto. No es mal retiro. Pero ni el
recibimiento del domingo ni su poder mayestático en Múnich pueden ocultar la
historia de un gran fracaso cuando las estrellas le eran tan favorables.
Stoiber se dirige a la prensa ayer en Berlín. ASSOCIATED PRESS
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