Por HERMANN TERTSCH
El País, Bonn,
09.07.87
La explosión de un camión cisterna, cargado con 36.000
litros de combustible, tras chocar contra una heladería muy concurrida el
martes por la noche en la pequeña localidad de Herborn, en el Estado federado
de Hesse (República Federal de Alemania), causó cuatro muertos y 27 heridos,
según un balance oficial. En un principio se temió que las víctimas mortales
fueran 50. Fueron halladas todas las personas que se daban por desaparecidas.
Pocas horas después de la tragedia de Herborn, se produjo un
nuevo accidente en la RFA que provocó la alarma. Un camión militar
norteamericano con una carga de cuatro misiles Patriot volcó en la mañana de
ayer en las cercanías de Münster. La primera información sugería que los
misiles portaban ojivas nucleares, lo que hizo temer una catástrofe. No
obstante, los misiles, que no resultaron dañados, son de tipo convencional,
según confirmaron autoridades norteamericanas y del Estado de Hesse. La
explosión de Herborn y el consiguiente incendio de 36.000 litros de combustible
que portaba el camión cisterna convirtieron en un infierno parte de este
idílico pueblo, muy visitado por turistas en esta época del año. Dos casas
quedaron reducidas a escombros, y 12, destruidas por el incendio. Las escenas
de pánico fueron indescriptibles, según testigos. Algunos vecinos huyeron por
las calles con el combustible derramado llegándoles a las rodillas. Las tapas
de las alcantarillas saltaron por los aires a causa de las explosiones
subterráneas de gas. Gente que huía de su casa se encontró en la calle una
pared de fuego de varios metros de altura. Parte de la gasolina se vertió al
río Dill, que fluyó en llamas varios kilómetros corriente abajo. Dos de las
víctimas fatales murieron en el lugar del accidente y otras dos en el hospital,
como consecuencia de las heridas.
El accidente se produjo a las 20.50 del martes, cuando un
camión cisterna con 36.000 litros de combustible destinados a una gasolinera,
se salió de la carretera en una curva a la entrada de la localidad, de 12.000
habitantes. A gran velocidad, se incrustó en la heladería Rialto, en la que se
hallaba numeroso público. Aunque la causa del accidente está por determinar,
ayer se abrió un sumario contra el conductor por imprudencia temeraria con
resultado de muerte, al circular a excesiva velocidad.
El conductor se encuentra en un hospital con quemaduras muy
graves. "Se acercó a gran velocidad y pude ver la cara de crispación del
conductor al no poder tomar la curva", manifestó un testigo que se salvó
de ser atropellado lanzándose a un lado.
'Pizzería' cerrada
La tragedia hubiera sido mucho mayor si una pizzería situada
junto a la heladería, que también resultó totalmente destruida, no hubiera
estado cerrada por vacaciones. Según la policía, la explosión se produjo tres o
cuatro minutos después de la colisión, por lo que algunos clientes de la
heladería y su dueño, italiano, pudieron huir por la puerta trasera. Al derramarse
el combustible por las calles y canalizaciones se produjeron explosiones en
cadena de instalaciones de gas y de combustible. La confusión y el pánico
fueron generales, y las dificultades para controlar el fuego, muy grandes
debido a las altísimas temperaturas, que superaron los 1.000 grados
centígrados. El incendio se extendió en largas lenguas de fuego por las calles,
el alcantarillado y los sótanos de las calles adyacentes.
Ayer, el lugar del accidente, donde se desarrolló la
búsqueda de los cadáveres, y las calles adyacentes presentaban un aspecto
desolador, con paredes y aceras ennegrecidas por las llamas.
Hasta la tarde de ayer, la policía no levantó el estado de
alerta, por temor a nuevas explosiones en las canalizaciones. Durante todo el
día estuvo prohibido hacer fuego o fumar en la zona, y los bomberos se
esforzaron por diluir el combustible en el alcantarillado. Gran parte del
pueblecito estuvo cerrada, y sus habitantes, evacuados minutos después del
accidente, pasaron la noche en casas de familiares o amigos o en tiendas de
campaña.
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