martes, 31 de enero de 2017

UNA PROFUNDA REESTRUCTURACIÓN

Por HERMANN TERTSCH
El País,  Viena, 26.06.87

Janos Kadar no se retiró con motivo del día nacional húngaro, el 4 de abril, ni el día de su 75 cumpleaños, el pasado 25 de mayo, como muchos auguraban. Sin embargo, la profunda reestructuración de la dirección del partido deja claro que el gran maestro del equilibrismo político húngaro se aleja paulatina y voluntariamente de los centros de decisión del régimen. El problema de la sucesión de un hombre como Kadar es sumamente difícil, y el régimen ha decidido resolverlo por etapas. Aupado al poder por los tanques soviéticos, llegados en octubre de 1956 a Hungría para reprimir el levantamiento popular, Kadar fue durante muchos años el objetivo de todos los odios de sus compatriotas. Dirigió la represión contra los dirigentes de la sublevación, nadie sabe si por convicción u obligación. Sin embargo, pronto inició los primeros y tímidos pasos hacia una reconciliación nacional que hasta sus enemigos consideran hoy lograda. En 1968 los tanques húngaros entraron con otros ejércitos del Pacto de Varsovia en Checoslovaquia y aplastaron la primavera de Praga. En aquel mismo año, sin embargo, se comenzaba en Hungría una reforma económica liberalizadora que, pese a sucesivos frenazos, ya ha tenido amplias consecuencias políticas y sociales.

Hoy, Kadar es un dirigente tan admirado en su país que si hubiera elecciones las ganaría por mayoría absoluta.

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