Por HERMANN TERTSCH
El País, Bonn,
04.06.87
EUROPA Y EL DESARME
La decisión del Gobierno federal alemán occidental de
aceptar la opción supercero para Europa, es decir, la desaparición de todos los
misiles nucleares de alcance intermedio (INF, de 500 a 5.000 kilómetros), ha
provocado duros enfrentamientos internos en el partido del canciller Helmut
Kohl. Miembros de la Unión Cristiana Democrática (CDU) y de la Unión Social
Cristiana (CSU) bávara han manifestado su repulsa por entender que la RFA
quedará en una posición de especial riesgo; han anunciado que no votarán hoy a
favor de la opción supercero en el Parlamento federal, y han criticado
asimismo, en reuniones cerradas, a los aliados europeos y a Estados Unidos por
lo que califican de "dejación" en la defensa de los intereses de
seguridad de la RFA.
El canciller Kohl presentará hoy ante el Parlamento su
declaración de gobierno aceptando la eliminación de los misiles INF siempre que
permanezcan en la RFA los 72 misiles Pershing 1A (720 kilómetros de alcance e
instalados desde 1962) de propiedad alemana, cuyas cabezas nucleares están bajo
control norteamericano. Algunos medios han calificado estos cohetes de "pura
chatarra". El grupo parlamentario CDU-CSU ha criticado duramente la
decisión gubernamental en favor de la opción supercero, que, según
algunos de sus portavoces, demuestra que, una vez más, el partido minoritario
en la coalición, el liberal (FDP) del ministro de Asuntos Exteriores, Hans
Dietrich Genscher, ha logrado imponer sus criterios. Las tensiones habidas en
los últimos meses en la coalición entre adversarios y partidarios de la opción
supercero se ha trasladado ahora con especial virulencia al partido
democristiano.
En las filas de la CDU y de la CSU se ha extendido el
malestar y la frustración por no haber podido evitar que el inicial proyecto
para la eliminación de los misiles de alcance intermedio largo (LRINF, entre
1.000 y 5.000 kilómetros), se viera ampliado a los de alcance intermedio corto
(SRINF, entre 500 y 1.000 kilómetros). El ala derecha del partido ha dado
rienda suelta a su decepción por el hecho de que los aliados europeos y Estados
Unidos "hayan comprado un poco de seguridad, eliminando los misiles que
les pueden alcanzar, a cambio de aumentar el riesgo para los dos Estados
alemanes, que quedan como únicas bases y objetivo potencial de los misiles
tácticos".
El presidente del Parlamento, Phillip Jenninger, manifestó
en una reunión del grupo parlamentario que la CDU se había doblegado una vez
más por completo a la voluntad de los liberales. El presidente bávaro, Franz
Josef Strauss, ha declarado que este acuerdo se había tomado "por desgracia". El diputado de la CDU Manfred Abelein y el de la CSU Gerhard
Scheu criticaron al Gobierno de Helmut Kohl por ceder ante lo que consideran
una retirada de los norteamericanos de sus compromisos de defensa con Alemania
Occidental. El diputado Gerhard Friedmann (CDU) señaló que tanto los aliados
occidentales como las superpotencias han ignorado los intereses alemanes.
El criterio de la OTAN
Incluso el ministro de Defensa, Manfred Wörner, que, si bien
es un notorio adversario de la opción supercero, comparte como
miembro del Gabinete la responsabilidad del acuerdo favorable a esta opción,
manifestó estar de acuerdo con gran parte de las objeciones y afirmó que
hubiera preferido que en los misiles SRINF se hubiera acordado un techo común
de 80 cohetes en vez de su eliminación. Sin embargo reconoció que había sido
incapaz de imponer este criterio en la OTAN. En la reunión del grupo
parlamentario sólo el secretario general de la CDU, Heiner Geissler, del ala
moderada, defendió abiertamente el acuerdo, advirtiendo, como ya hizo Genscher,
que el mayor peligro para la RFA está en un aislamiento en el seno de la OTAN.
La condición puesta por el Gobierno para su aprobación de
la opción supercero, el mantenimiento de los Pershing 1A, fue
calificada por el dirigente bávaro Theo Waigel de "absolutamente
ridícula", ya que su importancia en el mantenimiento de la disuasión es
nula. Otros dirigentes democristianos han señalado que estos misiles anticuados
no servirían para nada, dado que las cabezas nucleares de los mismos, de
propiedad norteamericana, serán finalmente retiradas también si se confirma
la opción supercero. La RFA se quedaría con unos cohetes descabezados. Pero
el temor soviético es que Estados Unidos pudiera reequiparlos en caso de crisis
con cargas nucleares. No obstante existe el convencimiento de que Washington no
va a hacer fracasar un acuerdo por estas cabezas nucleares.
Aunque no se espera que la votación de hoy ponga en peligro
al Gobierno de Kohl, el hecho de que Bonn se vea finalmente obligado a
doblegarse a la voluntad de Washington y de los aliados europeos ha caído como
un jarro de agua fría sobre los intentos de la derecha de la CDU-CSU de
conquistar el papel de potencia política para la República Federal de Alemania
que por su poderío económico consideran le corresponde.
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