Por HERMANN TERTSCH
El País, Bonn,
06.06.87
Las relaciones entre Austria y Estados Unidos, gravemente
deterioradas por la decisión norteamericana de prohibir la entrada a ese país
al jefe del Estado austriaco, Kurt Waldheim, han alcanzado un grado de máxima
tensión debido a la expulsión hacia Austria de un ciudadano norteamericano de
origen rumano acusado de crímenes de guerra.
Martin Bartesch, nacionalizado norteamericano en 1966, fue
expulsado la pasada semana de EE UU al revelarse que había servido como
guardián del campo de concentración de Mauthausen en Austria durante la II
Guerra Mundial. Bartesch no tiene origen ni tuvo nunca la nacionalidad
austriaca. Pese a ello, las autoridades norteamericanas pactaron con él su
partida hacia Austria haciendo uso de su pasaporte norteamericano con validez
hasta 1996. Todo esto sucedió a espaldas del Gobierno austriaco, que no recibió
comunicación alguna al respecto. Una vez en Austria, la Administración norteamericana
anunció que ha incluido el nombre de Bartesch en la lista de personas con
prohibición de entrada en EE UU.
La actitud de Washington ha provocado una enorme indignación
en Austria, en donde crece un sentimiento antinorteamericano. En Viena se ha
calificado la decisión de EE UU como una "vil maniobra" y un intento
de presentar a Austria como un "vertedero" de indeseables, lo que
parece resultar muy fácil y políticamente rentable en Estados Unidos debido al
estado de la opinión pública tras la virulenta polémica en torno al supuesto
pasado nazi de Waldheim.
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