Por HERMANN TERTSCH / AGENCIAS
El País, Viena /
Bonn, 09.07.87
El primer ministro soviético, Nicolai Rishkov, llegó ayer a
Viena en una visita oficial a la que se otorga gran importancia política debido
a la tensión existente entre Austria y Estados Unidos desde la elección de Kurt
Waldheim como jefe de Estado austríaco. El vicecanciller y ministro de
Exteriores austriaco, Alois Mock, declaró que no creía que Rishkov fuera portador
de una invitación para que Waldheim visite la URSS. Especulaciones en ese
sentido habían circulado durante la jornada de ayer en la capital austriaca. El
primer ministro soviético acude a Austria con una amplia delegación de seis
ministros y más de 60 expertos y dedicará sus cuatro días de estancia en el
país sobre todo a tratar la cooperación económica austrosoviética. Pero el
carácter político de esta visita durante la cual Rishkov se entrevistará y
almorzará con el presidente austriaco es evidente, dado que Waldheim tiene
vetada la entrada en Estados Unidos, y otros países occidentales evitan sus
contactos con el máximo representante del Estado austriaco.
La URSS ha mantenido un mutismo absoluto durante la campaña
de ataques contra Waldheim por su controvertido pasado en la II Guerra Mundial,
y sólo lo interrumpió para atacar a los "círculos sionistas" por sus
injerencias en la elección del jefe del Estado de un país soberano. El Gobierno
soviético fue uno de los primeros en felicitar a Waldheim por su elección en
junio de 1986.
La visita de Rishkov responde a una invitación del canciller
austriaco, Franz Vranitzky, que, tras su reciente viaje a Washington, ha
querido hacer una clara demostración del equilibrio, base de la neutralidad
austriaca, que debe regir las relaciones de Austria con ambas superpotencias.
Austria tiene un modelo político económico y social netamente occidental, pero
en su política exterior es siempre muy celosa de su neutralidad y absoluta
paridad en las relaciones con los dos bloques militares.
En la actual situación, en la que no pueden esperarse a
corto plazo visitas a Viena de jefes de Estado o Gobierno de los otros tres
países firmantes del acuerdo de Estado que restituyó la soberanía a
Austria en 1955 (Estados Unidos, Reino Unido y Francia), la URSS quiere
demostrar que las relaciones austrosoviéticas son estables y no dependen
de humores o simpatías hacia una sola persona. La campaña
antiWaldheim ha despertado entre la población austriaca sentimientos
antiamericanos que Moscú querría lógicamente ver convertidos en simpatía hacia
la Unión Soviética.
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