Por HERMANN TERTSCH
El País, Bonn,
12.05.87
El ministro del Interior del Gobierno de Bonn, Friedrich
Zimmermann, ha ordenado a la policía fronteriza que impida la entrada en la
República Federal de Alemania (RFA) a todo extranjero sospechoso de ser
portador del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA). La ausencia de
instrucciones para decidir qué extranjero es o no portador del virus, que deja
a la arbitrariedad de los guardias fronterizos la decisión, ha levantado una
ola de protestas en la propia RFA.
Esta medida fue confirmada ayer por un portavoz del
Ministerio del Interior en la capital federal alemana. Según manifestó, no se
realizarán pruebas de sangre en los puestos fronterizos. La mera sospecha por
parte de la policía de que el extranjero podría ser portador del virus será
suficiente para impedirle la entrada en la RFA. La noticia provocó ayer de
inmediato una oleada de protestas de todos los partidos parlamentarios excepto
los democristianos de CDU-CSU, así como de los grupos de ayuda y tratamiento de
enfermos del SIDA. Un portavoz del Ministerio de la Salud, dirigido por la
cristianodemócrata Rita Süssmuth, responsable de la política sobre el SIDA, se
mostró absolutamente sorprendido por esta medida del ministro del Interior,
comunicada a la policía fronteriza el pasado 21 de abril.
La vicepresidenta del Partido Socialdemócrata (SPD), Renate
Schmidt, calificó la medida de "espantosa temeridad", y su compañero
de partido Freimut Duve anunció que interpelará al Gobierno para que explique
los criterios por los que se regirá la policía para determinar, por el aspecto
del extranjero, si éste está enfermo del SIDA o es portador de anticuerpos del
virus.
Críticas de los liberales
También miembros del partido liberal (FDP), que forma
coalición con la CDU-CSU, han criticado duramente la decisión del ministro del
Interior, miembro de la Unión Socialcristiana bávara, que, en su opinión, no
tiende a la protección contra el SIDA, sino a la discriminación y difamación de
personas por el hecho de ser extranjeros. El Partido de los Verdes y los comités
de ayuda a los enfermos del SIDA fueron también muy duros ayer al calificar la
medida. Hubo quien se preguntó cuánto va a tardar el ministro del Interior en
obligar a los enfermos a llevar una estrella como debieron hacer los judíos,
los homosexuales y otras minorías antes de ser exterminadas durante el nazismo.
Zimmermann, que no consultó al Gobierno federal esta iniciativa,
ha seguido las directrices de su partido (CSU), que en Baviera, donde gobierna
con mayoría absoluta, ha impuesto la legislación más coactiva de Europa para
controlar y restringir los derechos de los portadores del virus.
Según el catálogo de medidas aplicado ya por el Gobierno
bávaro, los sospechosos de los grupos de riesgo podrán ser obligados por la
fuerza con ayuda de la policía a someterse a la prueba sanguínea que detecta la
presencia de anticuerpos del SIDA.
De ser positiva la prueba, el portador del virus se verá
obligado a una larga serie de restricciones en su vida pública y privada que,
de no cumplir, pueden acarrearle una pena de prisión.
La aplicación de estas medidas por parte de la policía y
administración de Baviera han provocado ya una amplia emigración de miembros de
los grupos de riesgo de este estado federado.
Los estados vecinos como Hesse y Baden Wuerttemberg están
registrando la continua llegada de heroinómanos, prostitutas y homosexuales
temerosos de ser registrados e incluso internados en centros cerrados en
Baviera, medida esta última no descartada totalmente por el Gobierno de Múnich.
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