Por HERMANN TERTSCH
El País, Bonn,
12.05.87
UN NAZI, EN EL BANQUILLO
Enorme expectación y un significativo sesgo en la
información al respecto caracterizan el interés despertado en la República
Federal de Alemania por el juicio contra Klaus Barbie que comenzó ayer en
Lyon. El interés es lógico. Se trata de un juicio contra un alemán nacido en Bad
Godesberg, cerca de la actual capital federal, implicado en crímenes
detestables cometidos en nombre del pueblo alemán. Una vez más, 42 años después
de la guerra, los alemanes tienen que enfrentarse con su pasado
nacionalsocialista y con las vilezas cometidas por muchos que, como Barbie,
insisten en haberse limitado a "cumplir con su deber".
La amplísima cobertura informativa de los preparativos del
juicio en la televisión, radio y Prensa de la RFA ha estado sin embargo
centrada en la "componente francesa" de la actuación de Barbie como
jefe de la Gestapo, especialmente en la red de colaboración que éste logró
establecer entre ciudadanos franceses traidores a la resistencia y denunciantes
de toda índole. Los medios alemanes parecen haber aceptado de antemano las
tesis del abogado defensor de Barbie, Jacques Vergés, que quiere convertir este
proceso en una denuncia del colaboracionismo y del "mito de la
resistencia".
Los alemanes han aceptado a Francia como cuarta
potencia vencedora en la II Guerra Mundial, más en virtud de la
constitución del eje París-Bonn que por convicción histórica, ya que, consideran
que Francia fue liberada por británicos y norteamericanos y que la resistencia
que allí hubo fue menor que la protagonizada en Polonia.
Ahora, con el juicio a Barbie, algunos alemanes no pueden
evitar una cierta satisfacción al ver que también los franceses tienen que
enfrentarse con los aspectos mas vergonzantes de su historia. Dado que la
culpabilidad de Barbie no ofrece duda alguna, los medios alemanes han centrado
su interés en los actos de complicidad francesa con la ocupación nazi y en la
responsabilidad del régimen títere de Vichy.
Grotesco es en todo caso que se sugiera la complicidad con
Barbie de franceses que delataron a compañeros tras ser sometidos a tortura por
la Gestapo en Lyon, sabidos los métodos utilizados por este cuerpo de policía
secreta alemana.
Los intentos del abogado Vergés de buscar paralelismos entre
las atrocidades nazis y las cometidas por Francia en Argelia llegan en buen
momento para todo un grupo de historiadores conservadores alemanes que, con
clara complacencia de sectores del Gobierno federal, niegan el carácter único a
los crímenes del nazismo y buscan paralelismos con los llevados a cabo bajo el
dictado de Stalin.
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