Por HERMANN TERTSCH
El País, Bonn,
08.12.86
El jefe del Estado polaco, general Wojciech Jaruzelski,
mantuvo el sábado en Varsovia la primera reunión con un grupo de intelectuales
que se han declarado dispuestos a formar parte del Consejo Consultivo propuesto
por el propio Jaruzelski, como una de las medidas para acercar el régimen a la
población. Unos 30 intelectuales acudieron a esta cita con el jefe del Estado,
entre ellos, los rectores de las universidades de Cracovia y Varsovia, Grzgorz
Bialowski y Joseph Gierowski, y varios conocidos militantes católicos.
El Consejo Consultivo polaco asesorará al régimen en sus
intentos por restablecer una base de confianza y de intereses comunes entre las
autoridades y el pueblo, con el fin de hacer frente a una situación económica
que se agrava con dramática rapidez. Aunque la Iglesia católica rechazó la
propuesta de integrarse oficialmente en el Consejo Consultivo, entre las
personalidades que se han incorporado a él se encuentran varias estrechamente
vinculadas al episcopado, como el presidente del Club de la Inteligencia
Católica (KIK), Andrzej Swiecicki y el ex consejero de los sindicatos
independientes Solidaridad Wladislaw Sila-Nowicki. Algunos intelectuales a los
que fue ofrecido entrar en el grupo, como Stanislaw Stomma y Jerzy Turowicz, se
han negado aludiendo a la falta de competencias de este consejo que, según sus
críticos, sólo servirá de instrumento propagandístico del régimen.
No obstante, en el grupo que ha accedido a integrarse en el
Consejo se encuentran figuras de gran autoridad moral e intelectual en Polonia,
en absoluto inocentes de crítica hacia el régimen. Muchos de ellos se
han visto inducidos a participar, a la vista de la crítica situación económica
del país que no es superable sin la cooperación de la población.
Tras cinco años de equilibrios precarios y remedios
engañosos la industria polaca se encuentra en una situación lamentable. Las
inversiones necesarias para la reestructuración se han utilizado para paliar
tensiones sociales por temor a conflictos laborales.
Todos los intentos del régimen por conseguir, tras la
relativa normalización política, una normalización económica han fracasado,
sobre todo debido a un hecho que nadie en Varsovia niega ya: los polacos rinden
cada vez menos en sus puestos de trabajo. La oposición se ha convertido en un
abandono que raya en el obstruccionismo. El Consejo Consultivo deberá ampliar
las bases del diálogo entre los polacos y su Estado, y establecer nuevos
incentivos materiales y morales e ideológicos para superar la frustración de la
población, generalizada desde 1981. Al igual que la amnistía general decretada
en septiembre, la creación de este consejo es un intento más de Jaruzelski de
combatir la desidia y falta de moral de trabajo de una población indiferente
hacia la vida pública.
Entre los intelectuales que integran el consejo, figura
Grzegorz Bialkowski, quien firmó recientemente un manifiesto con el líder sindical
Lech Walesa pidiendo a Estados Unidos que levante las sanciones contra Polonia.
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