Por HERMANN TERTSCH
El País, Bonn,
21.01.87
El candidato socialdemócrata no ve la hora de que pasen las
elecciones del domingo en la RFA
Johannes Rau, candidato del partido socialdemócrata (SPD) a
la cancillería de la República Federal de Alemania, tiene razones de peso para
desear que concluya de una vez la campaña ante las elecciones generales del
próximo domingo. No es agradable competir simulando esperanzas de victoria que
hace tiempo se perdieron, y Rau no tiene ya posibilidad alguna, según todos los
sondeos, de conseguir una mayoría para arrebatar la cancillería al
democristiano Helmut Kohl. Pese a su seguro fracaso en las urnas, el pundonor y
la entrega estoica de que ha hecho gala le han granjeado al candidato
socialdemócrata en esta campaña la simpatía y la solidaridad de la población,
le vote o no. Rau ha demostrado ser un político popular, con simpatía natural,
preocupación real por los problemas de la población y una abnegación, en
ocasiones, incomprensible ante el sinfín de zancadillas políticas de que ha
sido víctima por parte de su propio partido.
En una campaña invernal gélida, con temperaturas rondando
los 15 y 20 grados bajo cero, Rau ha recorrido la RFA con la ingrata empresa de
pedir el voto de los alemanes para una mayoría del SPD que desde hace meses se
sabe imposible.
Su campaña se ha centrado en la reinstauración de una
política social justa y solidaria en respuesta a la "ley del más
fuerte" y al fomento del egoísmo que, según dice, practica la actual
coalición de gobierno de CDU-CSU y liberales del FDP.
Rau ha recordado con insistencia que en la sociedad del
bienestar que es la RFA hay más de dos millones de parados, 400.000 más que
hace cuatro años, mientras los beneficios de la empresa privada y la banca
alcanzan cotas insólitas. Rau ha advertido sobre los cada vez más claros
indicios de que la tendencia al alza de la economía alemana se ha quebrado pese
a los eufóricos balances de la propaganda de democristianos y liberales.
Nueva era de distensión
En política exterior, Rau ha defendido el establecimiento de
una nueva era de distensión y cooperación con el Este, siempre desde la
pertenencia de la RFA a la OTAN, frente a los llamamientos de la derecha de la
CDU/CSU a poner fin a la ostpolitik, a reivindicar territorios perdidos en
la II Guerra Mundial y a presentar el nacionalsocialismo alemán como una
anécdota más en el tren de la historia. El candidato socialdemócrata ha podido,
gracias a su popularidad personal, paliar algo el catastrófico pronóstico que
amenazaba con el peor resultado del SPD en la posguerra. Antes de Navidad, en
Bonn se especulaba aún con que el SPD no conseguiría siquiera el 30% de los
votos.
Ayer, los sondeos lo situaban entre el 35% y el 36%. Aun
esto es insuficiente hasta para una hipotética coalición con el partido de
los verdes, que Rau rechazó siempre y excluyó como condición para
presentarse.
El candidato, actual presidente del Estado federado de
Renania Westfalia, fue convencido a duras penas por la cúpula del partido,
especialmente por Willy Brandt, para que se presentara. Por lealtad al partido,
y pese a la oposición de su mujer, Rau, que cuenta con una cómoda mayoría
absoluta para gobernar sin problemas en su Estado, se lanzó a una lucha por la
cancillería en la que pronto vio que la lealtad no era recíproca.
Brandt, en contra
En el congreso de Nuremberg, en agosto, se elaboró un
programa nuevo para lanzar una ofensiva socialdemócrata hacia los años noventa.
Ésta no cuajó por varios motivos. Ya se había producido el primer traspié del
SPD al no conseguir arrebatar el Gobierno de Baja Sajonia a los liberales en
junio. Willy Brandt comenzó con una serie de manifestaciones cuyo único fin
podía ser el debilitamiento del actual candidato. Al poco de lanzarse Rau por la
mayoría absoluta, Brandt declaraba a un semanario alemán que para el candidato
el 43% sería "un hermoso resultado". Después se producen las dos
catástrofes electorales de Baviera y Hamburgo. La mayoría absoluta se hace
imposible y en el SPD se abre la discusión, en plena campaña electoral, sobre
una política de alianza con los verdes.
El pasado domingo, a una semana de los comicios, Brandt abre
públicamente el debate sobre su sucesión en la presidencia del SPD y no oculta
sus preferencias por Oskar Lafontaine o Gerhard Schroeder frente a Rau. Éste
trata estos últimos días de la campaña de mostrar optimismo, y oculta su
malestar con su ágil sentido del humor.
Mucho se especula en Bonn sobre si las intenciones de Brandt
son o eran desde un principio la incineración política de Rau para dar paso en
el SPD a una nueva generación más combativa y capaz de integrar al movimiento
de los verdes en un nuevo SPD de izquierda de nuevo tipo, que Rau,
socialdemócrata tradicional, no podría dirigir. Cierto es que Rau no es combativo
y parece temer el conflicto, que sus necesidades de armonía difícilmente pueden
competir con la ansiedad de poder, un poco zafia, del canciller Kohl.
No hay comentarios:
Publicar un comentario