Por HERMANN TERTSCH
El País, Bonn,
04.12.86
El Gobierno alemán occidental aprobó ayer en Consejo de
Ministros un catálogo de medidas de control y prevención de la contaminación de
las aguas, un día después de producirse un nuevo vertido químico de una
industria farmacéutica al Rin, el sexto desde que un incendio en las
instalaciones de la compañía Sandoz en Basilea acabara prácticamente con la
fauna de este gran río europeo. Estas medidas impondrán reformas de las
instalaciones químicas en la RFA y mayores restricciones legales a la
producción y almacenamiento de sustancias tóxicas.
El último incidente en lo que ya parece una carrera entre
las grandes compañías químicas instaladas junto al Rin por prolongar lo que ha
sido el noviembre negro para este río, se produjo el martes. Cinco
mil litros de una solución de cloruro de polivinilo de la compañía suiza Lonza
fueron derramados en el Rin, cuyo equilibrio ecológico ha quedado destruido
para varios años. Sandoz, Ciba-Geigy, Bayer, Hoechst, BASF y ahora Lonza, la
gran industria química suiza y alemana, paradigma de la seguridad y limpieza,
han sufrido un grave quebranto en su imagen. El ministro federal alemán de
Medio Ambiente, Walter Wallmann, ha dejado claro que esta cadena de accidentes
no comenzó con el incendio de Sandoz, sino que desde entonces los vertidos se
están dando a conocer.
El Gobierno alemán se apresura ahora a tomar medidas para
incrementar la seguridad, calmar a la opinión pública y evitar que se forme un
frente militante contra la industria química similar al movimiento antinuclear.
Wallmann explicó ayer en una conferencia de prensa en la capital federal los
nuevos controles a las compañías farmacéuticas y químicas. Éstas estarán
obligadas a instalar sensores en sus instalaciones para detectar las averías
con rapidez y a crear circuitos cerrados de ventilación de sus fábricas en
aquellos casos en que los circuitos abiertos al río representen un peligro para
las aguas.
Además, las compañías deberán cumplir otros requisitos de
seguridad, como la construcción de piscinas de contención, para que no se
produzcan accidentes como el habido en los almacenes de Sandoz en Suiza, donde
el agua utilizada en sofocar el incendio contaminó el Rin, mezclada con los
productos químicos almacenados, con las consecuencias catastróficas conocidas.
Se implantarán también topes de existencias almacenadas, distancias reguladas
entre diversos productos peligrosos, y el ministro no excluyó ayer la
prohibición total de producción de algunas sustancias tóxicas.
Las compañías tendrán obligación de denunciar toda avería
con vertido, aunque éste no suponga peligro para el bien común, requisito que
se mantenía hasta ahora. Por otra parte, Wallmann anunció que las compañías
químicas no estarán representadas como hasta ahora en la comisión de incidentes
que establece las medidas a tomar y analiza los efectos de un vertido por
accidente.
Wallman dijo estar convencido de que los directivos de las
compañías hasta ahora integrantes de esta comisión cumplieron con su
obligación. "Sin embargo, hay que evitar hasta la más mínima sospecha de
que en esta comisión puede haber un conflicto de intereses". Tras los
escándalos, no se puede pedir a la opinión pública comprensión hacia el hecho
de que los controlados formen parte del control.
10 años de prisión
Las penas y sanciones por vertidos químicos a los ríos
alemanes van a ser elevadas considerablemente y alcanzarán en el caso más grave
los 10 años de prisión para los culpables. Wallmann manifestó que, "por
supuesto", los costes de las reformas necesarias en las compañías de la
industria química correrán a cargo de éstas y el Gobierno no concederá ayudas
para ello. Están surgiendo otras iniciativas como el llamamiento al boicoteo de
productos de Sandoz y Ciba Gelgy. Más de 250 médicos han expuesto en sus
consultas una lista de los medicamentos a no utilizar en repulsa por la
negligencia de las compañías.
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