Por HERMANN TERTSCH
El País, Bonn,
27.02.87
Prostitutas, homosexuales, hemofílicos, extranjeros,
funcionarios y presos deberán someterse, con carácter obligatorio, a la prueba
que detecta la presencia del virus del síndrome de inmunodeficiencia adquirida
(SIDA) según ha decidido el Gobierno del Estado de Baviera, República Federal
de Alemania, formado por la Unión Cristianosocial Bávara (CSU) que lidera Franz
Josef Strauss. El dirigente bávaro no logró imponer estas medidas en el
programa de la coalición federal para que fueran aplicadas en toda la RFA.
Médicos y políticos han criticado estas medidas y un diario ha llegado a
compararlas con los programas de los nazis. Con efecto inmediato, la legislación
aprobada por el Gobierno bávaro exige a todos los integrantes de los grupos de
riesgo -homosexuales, heroinómanos y hemofílicos- a someterse a controles
obligatorios. De no acudir voluntariamente a la cita para que les sea efectuada
la prueba de sangre, serán obligados a ello por la policía o declarada su busca
y captura.
Quienes practiquen la prostitución masculina o femenina y se
demuestre que sean portadores del virus serán conminados a dejar la profesión.
En caso contrario, de ser localizados ejerciendo la prostitución, serán
acusados de intento de homicidio o incluso de asesinato. Además, la nueva
legislación prevé que aquellos ciudadanos que no estén integrados en los grupos
de riesgo y que sean vistos contratando los servicios de prostitutas se
arriesgan asimismo a ser sometidos a la prueba.
Los ciudadanos de países que sean miembros de la Comunidad
Europea y que soliciten un permiso de residencia en Baviera deberán someterse
también a la prueba del SIDA. En caso de que fueran portadores del virus, el
permiso les será denegado de inmediato. El Estado de Baviera va a elaborar un
censo de todos los portadores del virus en su territorio. Aquellos que violen
la ley federal sobre epidemias podrán ser condenados a penas de hasta cinco
años de cárcel.
Todos los aspirantes a un puesto en la Administración del
Estado deberán someterse también a la prueba. En las prisiones del Estado de
Baviera, los presos van a ser examinados, y aquellos que den positivo en la
prueba serán aislados del resto de la población reclusa. Los bares de
homosexuales y los locales en los que se sospeche que se ejerce la prostitución
podrán ser objeto de redadas policiales por sorpresa y todo aquel que sea
sorprendido en estos establecimientos podrá ser obligado a someterse a la prueba
del SIDA. El Ministerio del Interior de Baviera establecerá un catálogo de
multas para aquellas personas que por negligencia pongan en peligro de
infección a otros ciudadanos.
Reacciones
La decisión del Gobierno bávaro, si bien ha sorprendido por
su radicalidad, no llega inesperadamente. Desde hace semanas, el presidente
bávaro, Franz Josef Strauss, y su secretario del interior, Peter Gauweiler,
anunciaron medidas para aislarlos. En Baviera ya ha sido detenido hace semanas
un ex soldado norteamericano por tener contactos sexuales en Nuremberg pese a
saber que es portador del virus.
La Unión Cristianodemócrata (CDU) y el partido liberal
(FDP), que forman con la CSU la coalición gubernamental en Bonn, se han negado
a implantar un registro obligatorio de todos los portadores del virus, ya que
presumen que el temor al registro hará descender las pruebas de sangre de
aquellos que, sospechando haber sido infectados, teman consecuencias graves
para su situación personal. Con esta obligación de un registro nominal, la
cifra de enfermos subterráneos que ignoren su situación y por tanto no
cambien su vida sexual podría dispararse y propiciar una expansión de la
enfermedad.
El Colegio de Médicos de la RFA, el partido socialdemócrata
(SPD) y los verdes criticaron ayer con dureza las medidas decididas por el
Gobierno bávaro.
El presidente del colegio de médicos, Karsten Vilmar,
calificó las medidas como "totalmente exageradas, no calibradas e
imposibles de aplicar". "Así no se combate el SIDA, sino que se crea
miedo con gran irresponsabilidad", indicó Vilmar, que advirtió que es de
esperar que cunda el pánico y aumenten los suicidios.
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