El País, Madrid, 11.04.85
'CUMBRE' SOCIALISTA EN MADRID
El presidente del Gobierno español, Felipe González, hizo
ayer en Madrid un llamamiento a los socialistas europeos para que contribuyan a
convertir a Europa en una fuerza política y económica unida, no supeditada a
intereses políticos exteriores. González clausuró el XIV Congreso de la Unión
de Partidos Socialistas de las Comunidades Europeas. El secretario general del
Partido Socialista francés, Lionel Jospin, anunció ayer que la ratificación de
la adhesión de España y Portugal a la Comunidad Económica Europea por parte del
Parlamento francés está garantizada y se realizará este año gracias a la
mayoría de su partido en la Asamblea Nacional.
El congreso, en el que durante dos días se dieron cita en
Madrid delegados de 21 partidos socialistas de Europa e Israel, -siete de ellos
en calidad de observadores-, estudió fórmulas de renovación de la idea europea,
el papel a jugar por el viejo continente en el mundo y las vías para solucionar
los problemas económicos e institucionales de la comunidad tras la adhesión de
España y Portugal. En su discurso de clausura Felipe González manifestó que
España no sólo no será un obstáculo para la modernización de la Comunidad sino
que asumirá, un papel activo para hacer frente a los retos que se le plantean a
Europa, fundamentalmente el problema del desempleo, que afecta a 12 millones de
habitantes en el ámbito de la CEE, y el retraso tecnológico respecto a Estados
Unidos y Japón, que estimó de 10 años.
"Europa", dijo González, "no puede resignarse
a un mundo bipolar, y desde la solidaridad con los aliados en el mundo
occidental, debe luchar por crear confianza entre los bloques para favorecer el
desarme y un futuro libre de amenazas.
Felipe González pidió a la Comunidad apoyo para las nuevas
democracias nacidas en Latinoamérica, asediadas por problemas económicos que
ponen en peligro su estabilidad política. El ingreso de España y Portugal en la
CEE hacen de las lenguas de estos países latinoamericanos idiomas oficiales de
la Comunidad, lo que debe favorecer el conocimiento mutuo, una comprensión
intensificada y un estrechamiento de vínculos permanentes. Por otra parte,
expresó su preocupación por el fenómeno del terrorismo, y señaló que si bien no
será la violencia la respuesta de las sociedades democráticas, éstas no pueden
permanecer impasibles ante el ataque contra sus fundamentos.
Un "buen acuerdo"
Lionel Jospin manifestó en su intervención en la sesión que
el proceso de negociación para la adhesión de España y Portugal fue difícil,
pero muy serio, lo que supone una garantía. "Se trata de un buen
acuerdo", señaló. El representante de los socialistas franceses dijo que
no hay peligro de que España pierda "su alma y originalidad" en la
Comunidad y que, por el contrario, aportará mucho a Europa. Jospin solicitó
decisión para incrementar la efectividad de la CEE, haciendo para ello las
necesarias reformas institucionales.
Calificó Jospin de "absolutamente necesaria" una
nueva política mediterránea de la Comunidad para que la integración de España y
Portugal no perjudique a países ribereños tales como Israel y los países del
Magreb. "Europa", dijo, "debe recuperar la confianza en sí misma
y ser consciente de sus posibilidades. Éstas, sin embargo, sólo podrán
desarrollarse cuando Europa no tenga que doblegarse a intereses ajenos.
El vicepresidente del Gobierno español, Alfonso Guerra, que
presentó un informe sobre el papel de Europa en el mundo, puso
énfasis en la necesidad de superar la actual bipolaridad en las relaciones internacionales y manifestó que deberían establecerse los mecanismos para que,
en las conversaciones de Ginebra entre Estados Unidos y la Unión Soviética, se
pudiera oír más directamente la voz de Europa, "al fin y al cabo,
destinataria de cualesquiera medidas que puedan adoptarse en las
conversaciones".
Guerra recordó a los países del Este de Europa, "a los
que no podemos renunciar como europeos" "Nuestra Europa comunitaria
es una parte de una realidad más ambiciosa en la que también tiene cabida la
otra Europa".
Abogó por una presencia de la Europa unida en el mundo como
portadora del mensaje de la libertad y la democracia como bienes supremos,
"desde una visión profundamente humanista de desarrollo de la
persona".
Finalmente, Guerra pasó revista, desde la óptica de los
socialistas europeos, a los principales focos de conflicto en el mundo.
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