Por HERMANN TERTSCH
El País, Bonn,
13.02.87
El anuncio de la muerte del nazi Gerhard Klopfer indigna a
la comunidad judía de la RFA
Una esquela publicada en un diario regional que anunciaba la
defunción de un octogenario ha provocado la indignación de la pequeña comunidad
judía de la República Federal de Alemania (RFA). El anciano era Gerhard
Klopfer, el último superviviente de los asistentes a la Conferencia de Wannsee,
en la que se decidió la "solución final de la cuestión judía",
eufemismo con el que el nacionalsocialismo alemán denominó el exterminio
acelerado de la población hebrea en Alemania y los territorios ocupados. Poco
antes de cumplir los 82 años, moría el pasado mes, en la ciudad de Ulm, Gerhard
Klopfer, anciano abogado jubilado hace ya lustros. Su viuda encargó la
publicación de una esquela que entre otros elogios decía: "Es la
culminación de una vida dedicada siempre al bien de aquellos que estuvieron
relacionados con él". Esta frase provocó airadas reacciones de algunos
lectores del diario y del jefe de la comunidad judía de Berlín, Heinz Galinski,
quien tachó la esquela de "indignante".
Klopfer ingresó en el partido nacionalsocialista el 1 de
abril de 1933. Era, por tanto, un nazi de primera hora. Su vertiginosa
ascensión en el partido culminó con su designación como Obergruppenfuehrer (un
mando equiparable al generalato) de las SS. Como tal, fue una de las 14
personas que se reunieron el 20 de enero de 1942 con Adolfo Hitler en la Villa
Wannsee, en las afueras de Berlín. Allí la Conferencia de Wannsee aprobó el
plan elaborado por Reinhardt Heidrich para el exterminio consecuente e industrializado de
los judíos europeos.
En la reunión se elaboró todo un sistema de transporte
ferroviario para el traslado regular de millones de judíos a los campos de
exterminio, situados en su mayoría en territorio de la actual Polonia. Entonces
se generalizaron los encargos de hornos crematorios a la industria y de gases
letales como el Zyclon 2 a las factorías químicas.
Tras la guerra, Klopfer pasó un procedimiento de desnazificación, y
poco después volvió a ejercer la abogacía. Numerosas denuncias por su
participación de la historia" fueron rechazadas, al no poderse demostrar,
muertos ya casi todos los asistentes, que Klopfer apoyó lo acordado en la
citada conferencia. Lo seguro es que no hubo nunca indicios de divergencias en
aquella reunión junto al lago de Wannsee.
Respuesta de la viuda
La viuda ha respondido a las protestas señalando que en la
esquela se había querido referir "a todos aquellos que continuamente nos
han manifestado su admiración por la decencia que rigió siempre su vida".
Según explica, también en el Estado nazi Klopfer mostró reservas frente a
medidas "indecentes y que el quería resolver decentemente".
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