Por HERMANN TERTSCH
El País, Bonn,
25.01.87
Las elecciones generales en la República Federal de Alemania
(RFA) se celebran hoy bajo el signo de la continuidad y con el partido
gobernante democristiano, la Unión Cristiana Democrática-Unión Social Cristiana
(CDU-CSU), como claro favorito. En torno a los 45 millones de ciudadanos
mayores de 18 años han sido convocados a las urnas para decidir la composición
del nuevo Bundestag (Parlamento federal), que cuenta con 496 escaños. Concluye
así una larga campaña electoral exenta de tensión e interés al haber quedado
muy pronto descartadas las posibilidades de la oposición como alternativa real
a la coalición de democristianos y liberales dirigida por el canciller federal,
Helmut Kohl.
En los comicios de hoy concurre un total de 16 partidos,
entre ellos varios grupúsculos de extrema derecha. No obstante, sólo los cinco
partidos ya presentes en el Parlamento (el cristiano demócrata y su homólogo
bávaro -el cristiano social-, liberal, socialdemócrata y verde) tienen
posibilidad de superar el 5% de los votos necesario para volver al Bundestag. La
CDU-CSU contaba en la legislatura que concluye con 244 escaños; el Partido Social
demócrata Alemán (SPD), 193; los liberales (FDP), 34, y el Partido de los
Verdes, 27 escaños. El partido democristiano CDU y su homólogo bávaro CSU
aparecen en los últimos sondeos como claros vencedores, con un resultado
previsto entre el 44% y el 48%.
Tras una legislatura en la que el desgaste de los
democristianos, y especialmente de su canciller, Kohl, parecía imparable, en
el último medio año el jefe del Gobierno se ha afianzado constantemente.
Retrato-'robot'
Escándalos como el del general Günther Kiessling -acusado
infundadamente de constituir un riesgo para la seguridad por supuesta
homosexualidad-, el caso Flick, la utilización partidista de los
servicios de información, los sumarios contra el propio Kohl por supuesta
financiación ilegal y los continuos desatinos del canciller al analizar el
pasado nacional socialista alemán han sido prácticamente olvidados. Kohl se
presenta como un canciller optimista y con gran seguridad en sí mismo, poco
brillante pero sólido, mediocre pero eficaz, todo lo cual traduce el retrato
robot del alemán medio. Con un mensaje populista de optimismo, en el marco de un
auge económico evidente que si bien está concluyendo, muestra ahora sus claros
efectos, Kohl ha sabido presentarse como el canciller de los vencedores, de los
sectores sociales del éxito, relegando a Rau al papel de defensor de los perdedores, de
los parados y, como dijo el canciller en su intervención final en televisión el
pasado jueves, de quienes "fomentan la envidia".
Utilizando con habilidad el estado de ánimo de la mayoría en
contra de la inmigración del Tercer Mundo y en favor de una reconstrucción de
la identidad nacional alemana, Kohl es el beneficiario de la nueva
autoconfianza germana.
Parejo a este reforzamiento de la posición de Kohl, tanto en
su partido como fuera de él, se ha producido el hundimiento de la alternativa
socialdemócrata y de las posibilidades de su candidato a la cancillería, el
jefe del Gobierno de Renania-Westfalia, Johannes Rau. Éste, que aún en la
primavera pasada aventajaba claramente a Kohl en las preferencias del
electorado, se vio muy debilitado por luchas internas de su partido, falta de
apoyo por parte de la dirección, especialmente del presidente, Willy Brandt, y
por escándalos que quebraron la credibilidad del SPD, como el caso de
corrupción y malversación en la inmobiliaria sindical Neue Heimat.
Candidato a quemar
Rau se presentó rechazando de antemano toda alianza con
los verdes. Esto hizo que desde el principio su objetivo de la
mayoría absoluta careciera de credibilidad. Además no evitó que la derecha
utilizara la amenaza de la coalición rojo-verde", de supuestas
consecuencias apocalípticas para la RFA, para evitar el voto centrista al
SPD. Según se ha desarrollado la campaña, ha quedado en evidencia que, para Brandt,
Rau sólo ha sido un candidato a quemar políticamente para dejar el partido sin
oposición interna a una alianza con los verdes de cara al futuro. Rau
se presenta a los comicios sabiéndose engañado por Brandt. Los liberales se
presentan a las elecciones como únicos garantes para que la CDU-CSU no logre la
mayoría absoluta. Los ataques de que ha sido objeto por parte de los sectores
más derechistas de los democristianos ha ayudado al FDP a perfilarse como el
factor de moderación en la actual coalición.
Quien desee una continuidad de la alianza de centro-derecha,
pero tema un giro reaccionario en la política exterior y veleidades
autoritarias en el interior, debe votar al FDP, dice su mensaje electoral.
Los verdes, por su parte, que atravesaron una fase de
gran debilidad en esta legislatura, acuden a las elecciones confirmados como
partido parlamentario y con grandes posibilidades de ampliar sus escaños.
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