Por HERMANN TERTSCH
El País, Bonn,
03.12.86
"Somos los mismos pero no iguales". Éste podría
haber sido el lema del primer congreso de los nuevos sindicatos polacos, que
concluyó el pasado fin de semana en Varsovia, cinco años después de la
prohibición de los sindicatos independientes Solidaridad. En el palacio de
Cultura de la capital polaca, 1.480 delegados de los siete millones de
afiliados que asegura tener el Entendimiento Sindical de Toda Polonia (OPZZ)
centraron durante cuatro días sus esfuerzos en demostrar que no son una simple
correa de transmisión del régimen. Pese a que rechaza expresamente el
"pluralismo político en el sentido occidental, que supone división,
fraccionamiento y desintegración", como anunció la dirección del sindicato
antes del congreso, el OPZZ se considera heredero de las conquistas logradas en
el breve periodo del sindicalismo libre en Polonia en 1980 y 1981.
Tanto los debates (en parte muy críticos) y las resoluciones
aprobadas como la elección de la dirección del sindicato han demostrado que,
después de Solidaridad, un sindicato en Polonia, aunque cuente con el
beneplácito del régimen, no puede ya actuar con la obediencia ciega al partido
comunista que caracteriza las relaciones sindicato-partido en la mayoría de los
países del bloque socialista.
El presidente del sindicato, Alfred Miodowicz, tuvo que
pagar con una fuerte pérdida de apoyo el haber sido elegido miembro del buró
político del Partido Obrero Unificado de Polonia (POUP, comunista) en el
congreso del pasado mes de Junio. Tan sólo fue votado por el 61% de los
delegados. El 27% se abstuvo, y el 12% votó en su contra. Éste es un resultado
impensable en cualquier otra organización sindical de un país socialista, y
demuestra que gran parte de los miembros del OPZZ desaprueban abiertamente una
vinculación directa con el partido comunista.
Parte del sistema
Tanto el jefe del Estado y del POUP, Wojciech Jaruzelski,
como el primer ministro, Zbigniew Messner, insistieron en que los sindicatos
son parte integrante del sistema comunista. Sin embargo, ambos dejaron entrever
en sus discursos ante el congreso que también esperan posturas críticas de los
sindicatos. Esta crítica es imprescindible para establecer una credibilidad de
los sindicatos OPZZ entre los trabajadores que, todavía durante mucho tiempo,
medirán la actuación de estos con el baremo de Solidaridad. En su congreso los
nuevos sindicatos se pronunciaron, por ejemplo, a favor de la congelación de
los precios de productos alimenticios, reivindicación que, a buen seguro, el
economista Messner no podrá atender, dada la situación económica global del
país.
Internacionalmente, el OPZZ mantiene su esperanza de ser
admitido en la Organización Internacional de Trabajo, pero reconoce que aún existen "muchas dificultades".
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