Por HERMANN TERTSCH
El País, Bonn,
11.02.87
La supuesta sugerencia del ministro de Asuntos Exteriores
austriaco, Alois Mock, de que el jefe del Estado, Kurt Waldheim, dimita
alegando motivos de salud causó ayer gran agitación política en Austria antes
de revelarse como falsa. El diario israelí Jerusalem Post publicó ayer una
supuesta carta de Mock a la primera ministra británica, Margaret Thatcher, en
la que se planteaba la posibilidad de que Waldheim dimitiera para evitar
mayores daños a la imagen internacional de Austria.
Esta imagen está deteriorada por el escándalo en torno al
pasado nacionalsocialista del presidente de la República austriaca, elegido en
junio pasado. "Parece aconsejable motivar al presidente Waldheim para que
dimita de su cargo en 1987 alegando motivos de salud", señala el texto
publicado. Nada más conocerse ayer en Austria la carta publicada en el Jerusalem
Post, Mock, que además de ministro de Exteriores es vicecanciller federal,
calificó de "pura mentira" el contenido de su supuesta carta a la
jefa del Gobierno británico. Posteriores investigaciones han determinado,
según informaron ayer fuentes austríacas a EL PAÍS, que se trata de una obvia
falsificación que le fue facilitada por desconocidos al diario israelí. La
cabecera de la carta no es la utilizada por Mock y su firma es una copia de la
aparecida en los folletos electorales de su partido.
[Un portavoz de Thatcher calificó ayer en Londres de
"grotesca" la información del Jerusalem Post. El portavoz,
informa France Presse, confirmó que Mock había enviado una carta a Thatcher en
diciembre pasado, pero añadió que en ella "no se hacía ninguna referencia
a Waldheim".]
La reacción suscitada en Austria por esta carta falsa
demuestra la susceptibilidad hacia el exterior creada tras los ataques contra
Waldheim antes de su elección.
El rey Balduino de Bélgica, según el diario belga De
Morgen, advirtió hace días que se negaría a patrocinar el festival
Europalia, dedicado este otoño a Austria, si Waldheim aparecía como integrante
del comité organizador. El jefe del Estado austriaco no ha hecho ningún viaje
al exterior. Encerrado en el palacio Imperial de Viena, Waldheim se halla
absolutamente marginado de la comunidad internacional.
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