Por HERMANN TERTSCH
El País, Bonn,
05.02.87
El ministro soviético de Asuntos Exteriores, Edvard
Shevardnadze, llegó ayer a Praga, en el marco de la gira que realiza para
explicar a los países de Europa del Este la nueva política reformista de la
URSS, que ha provocado reservas e inquietud en el régimen checoslovaco. El
Kremlin trata de convencer a Praga de la necesidad de reformar un régimen
implantado por Moscú en 1968 con el objetivo declarado de evitar cualquier
cambio.
Paradojas de la historia. La elección secreta de los cuadros
del partido, propuesta ahora por Mijail Gorbachov se practicaba en la primavera
de Praga bajo Alexandr Dubcek, y fue abolida por la actual dirección
checoslovaca en 1969. Shevardnadze fue recibido en Praga por el ministro de
Exteriores checoslovaco, Bohuslav Chnoupek. El soviético se entrevistará
también con el jefe del partido, Gustav Husak, y con el primer ministro,
Lubomir Strougal. El enviado de Moscú procedía de Berlín Oriental, donde animó
a la República Democrática Alemana a intensificar sus contactos con Occidente,
pero no consiguió un apoyo público de las autoridades a las reformas internas
del partido comunista pedidas por Gorbachov. El periódico del partido comunista
alemán oriental insistió, después de que partiera Shevardnadze, en que "se
continuará por la vía del éxito inaugurada tras el VIII Congreso", hace 15
años.
La RDA no considera necesario cambiar su política interna,
y se mantiene a la expectativa de cómo evolucione el proceso en la URSS.
Periodistas occidentales recibieron una respuesta significativa al solicitar
permiso para preguntar a la gente, en la calle, su opinión sobre Gorbachov. El
permiso fue denegado. "Esa encuesta háganla ustedes en Moscú",
respondieron los funcionarios.
En Checoslovaquia, el temor del Gobierno ante las ilusiones
suscitadas en la población por la nueva línea de Gorbachov ha ocasionado ya
situaciones que trascienden lo anecdótico. En Bratislava, la capital eslovaca,
un grupo de desconocidos colocó en la fachada de unos grandes almacenes una
pancarta que rezaba: "Queremos a Gorbachov". La policía intervino
inmediatamente y justificó la retirada de la pancarta por "el peligro que
supone para los transeúntes", lo que provocó fuertes carcajadas de los
curiosos allí congregados.
En la universidad de Praga, algunos estudiantes han sido
amonestados por corear en las aulas: "La Unión Soviética, nuestro
ejemplo", lema principal del régimen durante muchos años. La razón oficial
es significativa: "No puede aplicarse automáticamente el desarrollo
político soviético a la realidad checoslovaca". Las antenas especiales
para poder recibir la televisión soviética "se han agotado" en
Checoslovaquia, y no se esperan nuevos suministros, según advierten las
autoridades.
En los quioscos del país se percibe con creciente frecuencia
la ausencia de diarios soviéticos, especialmente Pravda, Izvestia y la revista Literaturnaia
Gazeta. Esta escasez, que no se debe sólo a un notorio aumento del interés
por estas publicaciones, comenzó a raíz de que Gorbachov esbozara sus planes de
reforma ante el 27º Congreso del PCUS.
El régimen checoslovaco muestra claros signos de
inseguridad. El ultraortodoxo Jan Fojtik, mano derecha del ideólogo de la
contrarreforma, Vasil Bilak, se distancia de éste. El primer ministro Strougal
también se esfuerza por presentarse como la opción de Gorbachov frente a la
ortodoxia de Husak y Bilak.
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