El País, Madrid,
16.10.04
ENTREVISTA:GEORGE ARGYROS | EMBAJADOR DE ESTADOS UNIDOS
LA
POLÍTICA EXTERIOR ESPAÑOLA
El embajador estadounidense, George Argyros, acomete ya la
recta final de su mandato. Llegó a Madrid cuando en La Moncloa José María Aznar
había impuesto una alianza incondicional con Washington que llevó a España a la
participación en la coalición internacional que ocupó Irak tras la guerra. Con
la victoria socialista el 14-M y la retirada de las tropas españolas de Irak,
las relaciones entre España y Estados Unidos se han enrarecido de forma
manifiesta hasta culminar en la ausencia del embajador de los actos del día de
la Fiesta Nacional, el pasado día 12. Argyros recibió ayer a EL PAÍS para
hablar de tensiones, roces y malentendidos.
Pregunta. ¿Cómo calificaría las relaciones actuales
entre usted, su Administración y el Gobierno español, después del gran eco de
su ausencia en los actos de la Fiesta Nacional? Ruego no me intente despachar
con eso de que somos aliados y amigos.
Respuesta. Es que somos aliados y amigos. En fin, las
cosas van mejorando y mejorarán. Tenemos aquí un Gobierno nuevo del que no sé
si estaba bien preparado para ganar y resulta que ganó. Está haciendo
esfuerzos. EE UU aprecia mucho las relaciones con España, que son muy antiguas.
Tenemos mucho en común. Un Gobierno nuevo aprende según trabaja, al igual que
un embajador. Y se cometen errores. Los cometemos todos. En todo caso, tengo
esperanzas de que la situación mejore y nosotros vamos a trabajar en ello.
P. ¿Quién es responsable de esta situación? Miembros
del Gobierno y del Partido Socialista le acusan de no cumplir con sus
compromisos diplomáticos.
R. Yo no sé quién ha dicho eso. Yo me siento cómodo con lo
que estamos logrando hacer con el gran equipo del que dispongo y trabajamos muy
estrechamente con el Gobierno español.
P. Usted dijo que no fue al desfile por el gesto del
presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de permanecer sentado al
paso de la bandera norteamericana el año pasado.
R. Me molestó, como pienso que molestaría a todo americano.
No sé cuáles eran sus motivos, pero lo consideré un auténtico insulto a América
y su pueblo.
P. ¿Molestó en Washington?
R. No quiero hablar en nombre de Washington. Fue
inapropiado. Pero bueno, todos cometemos errores.
P. Tampoco estuvo usted en el Palacio Real...
R. Quise estar en el Palacio Real. Pero no pude salir a
tiempo del sitio donde me hallaba. Llamé al Rey. Hablé con él y pedí disculpas
por mi ausencia. Sé que el Rey lo entendió perfectamente.
P. Leyendo EL PAÍS de hoy, ¿cómo se siente el embajador
norteamericano cuando casi el 80% de la población del país anfitrión muestra
animadversión hacia su presidente y un 60% hacia EE UU en general?
R. Yo no otorgo mucho crédito a esas encuestas. Mire,
EE UU está intentando hacer lo que tiene que hacer. Tenemos un problema en
Irak. Pero se tomó la decisión de hacer lo que estamos haciendo. Acabamos de
tener un gran éxito en Afganistán con las primeras elecciones, que han sido
enormemente positivas, y queremos hacer otro tanto en Irak. No es fácil. Pero
hay ocasiones en las que las democracias han de alzarse en defensa de su
futuro. El conflicto de Oriente Próximo sigue abierto. Espero que algún día, de
alguna forma, logremos la paz en aquella región. Pero es difícil y no todos van
a quererte siempre cuando haces lo que tienes que hacer. Quien quiera
complacer siempre a todo el mundo fracasa. Hay ocasiones en las que uno debe
decidirse por una opción incluso sabiendo que es impopular. Liderazgo supone
hacer lo que se estima correcto y necesario.
P. La retirada inmediata después del 14-M de las tropas
españolas desplegadas en Irak provocó gran irritación en Washington. ¿Cree que
supuso un perjuicio para la situación en Irak?
R. Es obvio que nosotros no estuvimos de acuerdo con
dicha decisión. Pero el presidente Zapatero fue elegido por su pueblo; luego,
puede hacer lo que quiera. Por supuesto que no nos gustó esta decisión que consideramos
inoportuna y equivocada. Fue un mensaje equivocado porque de hecho lo que hizo
aquella decisión fue complacer a los terroristas. Fue un absoluto 'appeasement'
[concesiones de las democracias ante fuerzas totalitarias con objeto de
aplacarlas].
P. ¿Y qué opina de la invitación que en Túnez hizo el
presidente del Gobierno a otros países a seguir su ejemplo?
R. El Ministerio de Exteriores español me asegura que
no dijo tal cosa.
P. Está grabado.
R. No discutiré al respecto.
P. Existe ya la impresión de que los problemas en las
relaciones entre Madrid y Washington van más allá de meras diferencias de matiz
y malentendidos.
R. Aquí ha habido un cambio de Gobierno. De eso no cabe
la menor duda. Pero somos amigos, grandes aliados desde hace generaciones.
España siempre ha mirado hacia Occidente, tiene grandes intereses en América
Central y del Sur. Tenemos intereses comunes allí. Por todo ello, nuestra
amistad no va a desaparecer. Seguiremos siendo amigos y aliados y seguiremos
trabajando juntos. Tendremos problemas de cuando en cuando. Pero nuestras
relaciones son muy intensas, en terreno militar, en el económico y entre
nuestros pueblos. Los Gobiernos tienen otras cosas que hacer. No siempre
tenemos que estar de acuerdo.
P. Pero parece que no están de acuerdo en casi nada.
R. No es así, coincidimos en muchas cosas pero, mire,
tenemos un Gobierno nuevo aquí y en EE UU estamos en campaña electoral. No
ayuda nada el que un Gobierno se involucre en las elecciones de otro Gobierno o
diga nada al respecto.
P. Aquí nadie oculta en el Gobierno su preferencia por
Kerry.
R. No soy consciente de que este Gobierno se haya
manifestado a favor de un candidato. Si así fuera, sería una postura
equivocada. No lleva a ninguna parte. España necesita mantenerse al margen. Nosotros
no intervenimos en las elecciones aquí y España no debe hacerlo allí.
P. ¿Ha tenido esta polémica eco en Washington? ¿Cree
que causará daños a medio plazo?
R. Allí esta polémica no tiene relevancia. Estamos ante
unas elecciones presidenciales muy importantes, en una carrera muy igualada.
Después ya veremos lo que pasa. Pero independientemente de quién sea el
presidente, nuestra relación con España es y será extremadamente importante. Y
no espero que se produzcan daños a largo plazo. Es obvio que aquí alguna gente
ha dicho cosas que habríamos preferido que no se hubieran dicho. Pero eso
sucede. Cuando la gente está con el ánimo agitado suele decir idioteces. Pero
eso son noticias de ayer.
P. Las relaciones que parecen haber mejorado mucho con
el nuevo Gobierno son las de Madrid con Marruecos.
R. Nosotros hemos intervenido para ayudar en estas
relaciones en diversas ocasiones en el pasado. Y estamos muy contentos de esta
mejoría en las relaciones [con Rabat].
P. ¿Y qué le parecen los cambios anunciados en la
política española respecto a Cuba?
R. No
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