El País Martes,
04.10.05
EL FUTURO DE EUROPA
Ha sido Austria ahora la preocupada por las esencias
europeas, que ve en peligro por el mero comienzo de unas negociaciones entre la
Unión Europea y Turquía que nadie espera tengan consecuencias reales antes del
año 2020 o 2025. Si acaso. El texto para la adhesión ya va minado de salvedades
para el caso de que algunos miembros de la Unión Europea, o quizás el propio
candidato, lleguen a la conclusión de que el objetivo es un imposible o
sencillamente no vale la pena. Hasta los más fervientes adversarios de Turquía
se daban por satisfechos con los recursos existentes para paralizar o liquidar
el proceso. Salvo el Gobierno de Viena, que tiene este mes un par de elecciones
regionales y al que viene bien una buena cabeza de turco. Como en 1683.
De paso, el Gobierno hace un favor a la próxima cancillera
de Alemania, Angela Merkel. Por eso de ir haciendo buenas migas. La pobre
Merkel sigue, pese a haber ganado en Dresde por más de cuatro puntos, dedicada
a convencer a Gerhard Schröder de que es cierto que las esencias de Europa han
cambiado mucho y lo que antes era sencillamente rufianesco e intolerable hoy
pasa por ser simplemente osado, como por ejemplo pretender haber ganado unas
elecciones cuando se ha logrado medio millón de votos menos que el contrario.
Pase lo que pase con las negociaciones, lo cierto es que ya
no serán lo que se esperaba ni lograrán lo que pretendían: un amplio espacio de
intereses y valores comunes. Ya han ganado los guardianes de las esencias que
han capitalizado políticamente el miedo a Turquía y al islam para torpedear un
proceso al final del cual estaría una integración que, como pronto, habría de
producirse cuando la generación que ahora nace sea adulta. Han impuesto ya
tanto en Europa como en Turquía la falsa impresión de que esta integración es
un gravísimo peligro inminente y no una inmensa oportunidad futura. En Turquía,
islamistas y nacionalistas han recibido tanta ayuda con las sucesivas humillaciones
de que se siente objeto la población turca, que los europeístas están ya a la
defensiva y sus argumentos para imponer las reformas democráticas se disuelven
como azucarillos ante una reacción agraviada y fortalecida. Sólo así se pueden
entender los disparates de la política exterior de Ankara del último año, que
hacen olvidar los inmensos avances logrados en más de un lustro de gestación y
aplicación brillante de reformas democráticas. Contentos han de estar los
enemigos de Orhan Pamuk, ese genial escritor y gran hombre político -probable
primer premio Nobel para la literatura turca-, al que oscurantismo islamista y
nacionalista por igual quieren amordazar como símbolo de la Turquía moderna y
libre. Después de una labor ingente de reformas legales en la mejor dirección,
Ankara tropieza y embarranca con los símbolos -con Chipre y la matanza de los
armenios de 1915-. Vuelve a ser la hora estelar de los guardianes de las
esencias y de los derechos históricos.
"El derecho de los ciudadanos debe corresponderse con
la afirmación nacional de los derechos históricos". Así resume Arcadi
Espada parte de la ampulosa retórica patriótica del proyecto de Estatuto para
Cataluña. Como en Turquía los derechos de Pamuk, al que se quiere juzgar ahora
por "ofensas al Estado turco". Hemos tenido 15 años de éxitos en la
desactivación de nacionalismos en Centroeuropa, asolada durante siglos por
fanatismos identitarios. Ahora parece que, después de la tragedia de los
Balcanes, son los nacionalismos meridionales los que nos amenazan con las
esencias. Esperemos que Pamuk se imponga al oscurantismo nacionalista allí y
que aquí vuelva la mayoría sensata en Cataluña y fuera de ella a identificarse
con las sensatas palabras de Javier Pradera: "El Estado de las Autonomías
es la mejor vacuna contra el virus de los nacionalismos identitarios que se
oponen a la pluralidad social, lingüística y cultural de las poblaciones
incluidas dentro de las fronteras de un marco jurídico-político soberano. (...)
La Constitución de 1978 garantizó las libertades individuales de los ciudadanos
y los derechos colectivos de los pueblos: a la vista del drama yugoslavo,
cualquier intento de deslegitimar al Estado de las Autonomías en nombre de un
nacionalismo étnico, soberanista e irredentista sería en España una aventura
criminal, estúpida y suicida". Palabras perfectamente aplicables a
Turquía.
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