El País Martes,
29.11.05
CUMBRE EUROMEDITERRÁNEA
"¿Qué quedará de la (Cumbre) Euromediterránea? Poco.
Más o menos lo mismo que de la llamada Alianza de Civilizaciones. Mientras esté
ZP (José Luis Rodríguez Zapatero) en La Moncloa se hablará de estas cosas.
Cuando se vaya, apenas quedará el recuerdo de un esfuerzo cargado de buenas
intenciones, pero que, como todo esfuerzo inútil, a la postre acabará en brazos
de la melancolía". Así se expresaba ayer el periodista y analista español
Fermín Bocos, preso él ya al parecer de la melancolía que augura como único
efecto de las iniciativas internacionales del presidente del Gobierno. Si este
periodista siempre comprensivo -cuando no simpatizante- con las iniciativas de
Zapatero esbozaba un pronóstico tristón, una analista mordaz de la actualidad
política y entusiasta seguidora de nuestro gran líder socialista, la directora
de la Biblioteca Nacional, Rosa Regàs, aventuraba una explicación para el caso
de que los tristes augurios se cumplieran. Regàs se refería al modesto perfil
de muchas delegaciones llegadas a Barcelona y sentenciaba incisiva ante un
micrófono de Punto Radio que "tras la incomparecencia de líderes árabes
puede estar la mano negra de Condoleeza Rice".
Era ayer un día en el que tantos se habían cargado de
razones que hasta la abuela Regàs sumaba alguna. Es evidente que la mano de
Condoleeza Rice es negra, la derecha tanto como la izquierda. Y está
perfectamente claro que si Rice, con sus intenciones siempre tan negras como
sus manos, hubiera decidido estar en Barcelona, muchos de los líderes árabes
habrían tenido la misma idea. No habría sido casualidad. Ninguno de los jefes
de Estado árabes habría perdido el tiempo en intentar que Rice aceptara una resolución
en la que se diera carta blanca al terrorismo allá donde alguien asegurara
sentirse "ocupado" por sus víctimas. Para eso tienen a sus ministros
de Exteriores y da la impresión de que no se salieron con la suya porque allí
estaban "los israelíes, que están intratables", y Tony Blair, muy
cómodo con quienes, como él, saben lo suficiente de terrorismo como para no
hacer juegos de palabras con el asunto. A Israel y al Reino Unido, pero también
al Estado de Irak y de Jordania, les matan regularmente a sus hijos uniformados
o no unos terroristas que apelan al "derecho a la resistencia" que se
quería incluir de matute en un documento final sobre terrorismo. Son muchos los
políticos de nuevo cuño que no tienen problemas en hacer piruetas con la
semántica. Pero los sigue habiendo -y desde luego en el judaísmo y de la
política británica- que son hijos de la palabra.
La cumbre no ha sido un hito como pretende Zapatero, pero
tampoco una desgracia de la que tengamos que arrepentirnos. Los inmensos
riesgos de la improvisación y del como sea en política exterior no la
hacían del todo imposible. Bocos tiene razón: si Zapatero pasa a la posteridad
no será allende nuestras fronteras. Y Regàs también la tiene en que tenemos la
negra con Condoleeza. Dicen que se porta mejor con quienes no la insultan desde
un coro venezolano. El Mediterráneo sigue donde estaba y quienes quieran algo
de relevancia política allí siguen necesitando claridad de ideas, firmeza para
defender los intereses propios y no ser avasallados y fuerza y cohesión interna
para merecer respeto ahí fuera, en este mar cálido pero muy duro.
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