Por HERMANN TERTSCH
El País, Zagreb,
29.06.91
YUGOSLAVIA, AL BORDE DE LA DESINTEGRACIÓN
El Ejército yugoslavo bombardeó ayer desde aviones y carros
de combate diversos objetivos en ciudades, aeropuertos y pasos fronterizos en
Eslovenia. La cifra de muertes siguió en aumento y ya incluye a los primeros
extranjeros. Dos turistas búlgaros y un turco en el paso fronterizo con Austria
de Sentilj, así como dos fotógrafos austríacos en el aeropuerto de Liubliana,
murieron bajo el fuego del Ejército federal. Este Ejército, que algunos líderes
occidentales veían como un posible instrumento eficaz para evitar complicaciones en
Yugoslavia -como la secesión de las repúblicas de Eslovenia y Croacia-, ha
mostrado su auténtico carácter.
El golpe blando o de guante blanco que
algunos sugerían desde cómodos despachos en las capitales occidentales como lo
más apropiado para los intereses de Europa se ha convertido en un baño de
sangre. Cualquier estadista bien asesorado o mínimamente conocedor de los
pueblos yugoslavos y del Ejército -guardián de las esencias del titismo- podría
haber avisado antes a la Comunidad Europea y a Washington de este peligro.
El viceministro de Defensa y comisario político supremo del
Ejército, Tane Brovet, dejó claros ayer sus objetivos. "El Ejército
federal pasa a la segunda fase de su operación", dijo, "que se
extiende a todo el territorio esloveno. Hay que disciplinar a Eslovenia".
Aun después de los primeros combates llegan a los atónitos oídos de croatas y
eslovenos manifestaciones occidentales en defensa de la "unidad
yugoslava".
El ministro de Exteriores esloveno acusó con amargura a los
"grandes defensores" de la unidad, como sus colegas Gianni De
Michelis (Italia), Hans-Dietrich Genscher (Alemania) o James Baker (EE UU), de
haber facilitado el pretexto para la intervención armada al mando bolchevique
del Ejército yugoslavo, que ya nadie sabe si obedece las órdenes del primer
ministro, Ante Markovic.
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