Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Belgrado
El País Domingo,
12.05.91
"Esa bandera no se izará nunca en este pueblo. Lo
evitaremos por todos los medios". Esta frase, en referencia a la histórica
bandera croata, es una de las primeras que reciben a los visitantes en los
pueblos de mayoría serbia en Croacia. A todos ellos, incluso a los que no
vivían entonces, les recuerda años terribles de la guerra en que, bajo esta enseña,
los ustachas (fascistas) croatas asesinaron a decenas de miles de serbios de
toda edad y condición.
En los pueblos de Vrginmost y en Glina, la población arrancó
esta bandera nada más ser izada por las autoridades electas de la república,
que la habían declarado de nuevo enseña nacional croata tras 40 años de
prohibición. El Gobierno de Zagreb no se atreve a imponerla para evitar
disturbios.
A centenares de kilómetros de allí, las autoridades croatas
no pueden siquiera aparecer por Borovo Selo, un pueblo en su territorio ayer
rodeado por varias decenas de carros de combate del Ejército y en cuyo interior
circulan sin problemas decenas de jóvenes serbios armados. Son los responsables
de la muerte de 12 policías croatas.
Fuera del pueblo, cruzados los controles del Ejército,
desplegado como colchón para evitar enfrentamientos armados entre
serbios y croatas, se divisan los primeros controles de la policía especial
croata, que registra los automóviles en busca de armas y no parece fiarse de
las inspecciones del Ejército. "Todos han comprado armas y todos saben
utilizarlas", dice una joven periodista de Radio Belgrado que no oculta su
total militancia con la causa de los rebeldes de este pueblo. "Lo
demostraron cuando aquellos policías vinieron aquí a matar a serbios".
Contradicción
Niega ver una contradicción en el hecho de que llegue a un
pueblo un centenar de policías armados "para matar a civiles" y el
balance sea de un solo civil serbio y 12 policías muertos, según el informe
oficial. "Les dispararon desde todas las casas cercanas a la plaza.
Murieron muchos más, algunos cuerpos están aún tirados en el campo, pero los
croatas no se atreven a venir a buscarlos".
También niegan los habitantes de Borovo Selo haber mutilado,
degollado y sacado los ojos con objetos punzantes a algunos de los jóvenes
policías de Zagreb. Todos están convencidos de que han sido mutilados por los
propios croatas para mostrar después sus imágenes por televisión.
Éstas han causado un inmenso impacto entre la población
croata. Si el miedo sólo era utilizado hasta ahora por los serbios como motivo
de su continuo rearme, ahora ya es patrimonio común. Los croatas de Vukovar, a
cuatro kilómetros de Borovo, temen al terror chetnik ya tanto como la
minoría serbia al terror ustacha. Los croatas no se fían tampoco del
Ejército, que consideran un instrumento de opresión serbia. Las columnas de
tanquetas que, con la bandera yugoslava, cruzaban los pueblos serbios de
Croacia ayer en su despliegue de fuerzas por las regiones conflictivas, eran
recibidas con señales de victoria.
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