Por HERMANN TERTSCH
El País, Zagreb,
07.08.91
GUERRA EN LOS BALCANES
Ha nacido un nuevo mito en esta tierra tan fértil para
leyendas épicas que son los Balcanes. Como las innumerables guerras que en el
pasado marcaron la suerte y las conciencias de los muchos pueblos que aquí
conviven, las recientes batallas, su violencia, sus muertos y sus gestas ya
tienen sus traidores y sus héroes. Entre éstos se halla un hombre con un pasado
rodeado de misterio, de coraje proverbial, brillante como militar y estratega.
Es el capitán Dragan, el líder militar de los serbios de la región de Krajina
que en pocos meses ha creado un ejército disciplinado y de gran poder combativo
en la guerrilla que expande día a día su territorio y controla zonas a tan sólo
45 kilómetros de la capital croata, Zagreb.
Los serbios de Krajina rebosan orgullo con sólo oír el
nombre de este serbio de Belgrado, de 38 años, pequeño como pocos adultos en
este pueblo serbio de tan fuerte complexión. Dragan rechaza cualquier pregunta
sobre su identidad o pasado. Tan sólo asegura haber nacido en la capital
serbia, haber emigrado con sus padres, estar graduado en una academia militar y
haber viajado a "más de 70 países, por trabajo u ocio".
Su inglés con fuerte acento australiano revela que el
destino de su emigración fue el de tantos serbios y croatas que buscaron
fortuna en aquel continente. La falta de giros típicos de Belgrado en su lengua
natal denota que abandonó este país relativamente joven. Sus comentarios y su
forma de actuar prueban que conoce el mundo y que en Australia no se dedicó a
la agricultura.
Se considera militar y dice que su labor es defender a todos
los serbios allá donde se encuentren. No le interesan los debates políticos que
existen incluso en una población unida como una piña en su odio al Gobierno de
Croacia. "Yo sólo estaré aquí mientras nuestras fuerzas armadas se
dediquen sólo a lo que deben, a la defensa. Toda creación de ejércitos bajo
mando de los partidos políticos serían una catástrofe", dice.
Dragan apareció un día por Knin, capital de la Krajina,
región croata de mayoría serbia, y presentó su "concepto de defensa"
a las autonombradas autoridades dirigidas por Milan Babic, un dentista que se
erigió en líder de la revuelta contra Zagreb. Ésta fue aceptada y desde
entonces ha dedicado sus ingentes dotes de organizador y estratega, su
destacada inteligencia y su capacidad de trabajo -según sus soldados,
infinita- a consolidar en Krajina un poder serbio capaz de rechazar toda
ofensiva croata.
Es un hombre de nervio y vibra cuando explica su labor en lo
que califica de "defensa de la nación serbia". Rechaza cualquier
sugerencia de que el Ejército le ayuda y asegura no haber tenido dificultad
para comprar en el exterior el armamento moderno de que dispone su tropa.
Como comandante en jefe de las fuerzas de operaciones
especiales de Krajina, ha dispuesto de 12.000 hombres bien armados y motivados.
Sus fuerzas entraron en la región de Banija y en la Krajina de
Bosnia-Herzegovina, las controlan y causan diariamente bajas a las fuerzas de
Zagreb. Pero hace una semana declaró que su labor en Krajina había concluido.
Habían surgido diferencias con Babic, y estaba deseoso de acudir a Eslavonia.
"Nos veremos en Eslavonia", decía días antes de
que precisamente allí, en la aldea de Dalj, 85 policías y guardias nacionales
croatas murieran en un ataque de la guerrilla serbia.
Serbia va ganando, y él lucha por Serbia. En el pasado fue
un mercenario, pero esta vez, quizá la primera, lucha por convicción.
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