Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Zagreb
El País Sábado,
06.07.91
LA DESINTEGRACIÓN YUGOSLAVA
El Gobierno esloveno dio ayer claras muestras de avenirse a
un acuerdo, pese a rechazar las condiciones impuestas el jueves por la presidencia colectiva del Estado de Yugoslavia. Liubliana ha comenzado la
desmovilización de su Defensa Territorial. Alrededor de 10.000 hombres de esta
fuerza regresaron ayer a los cuarteles, y se procedió además a liberar a 2.500
soldados federales prisioneros.
En Croacia prosiguió ayer la escalada de violencia provocada
por el radicalismo serbio, que volvió a cobrarse varias víctimas. El presidente
de la jefatura del Estado, el croata Stipe Mesic, aseguró ayer que pese a tener
forma de ultimátum el catálogo de exigencias hechas a Eslovenia, el Ejército no
intervendrá mañana, día en que expira el plazo dado a esta república. Mesic
aseguró que las Fuerzas Armadas se han vuelto a subordinar al poder político,
extremo que nadie se atreve a creer en Croacia y Eslovenia. En Liubliana, tanto
el presidente de la república, Milan Kucan, como el primer ministro, Lozje
Peterle, advirtieron sobre el peligro de un nuevo estallido de la guerra cuando
concluya el plazo.
Anoche no se había producido aún reacción alguna de Belgrado
a las medidas adoptadas por la cumbre de ministros de la Comunidad Europea
contra Yugoslavia, como la congelación de ayuda económica, el embargo de armas
y el envío de observadores comunitarios para disuadir a todas las partes
enfrentadas de violaciones de los acuerdos del plan de paz.
Prisioneros de guerra
Liubliana liberó ayer a unos 2.500 prisioneros de guerra del
Ejército federal, que partieron escalonadamente en trenes especiales desde la
capital eslovena hacia Belgrado. También comenzaron a ser desmanteladas las
barricadas ante los cuarteles del Ejército federal y en los puntos en que éstas
impedían el regreso de las tropas a sus cuarteles. Los carros de combate en
Eslovenia comenzaron a regresar a sus bases.
Eslovenia entretanto ordenó la desmovilización de 10.000
hombres de la Fuerza Territorial, sus Fuerzas Armadas, sobre efectivos totales
de 68.000 hombres. La Fuerza Territorial estaba hasta ayer en estado de máxima
alerta. Por otra parte Liubliana dijo estar dispuesta a negociar la
devolución del control de los puestos fronterizos al Gobierno federal. Mesic
había declarado ayer en torno a este punto que podría lograrse un compromiso si
Eslovenia mantiene el control de las fronteras, pero reanuda el pago de los
aranceles a las arcas federales.
En Croacia se produjeron ayer fuertes combates entre la
policía croata y milicias serbias radicales, con un balance aún indeterminado
de víctimas. Tanto en Eslavonia como en Krajina, las dos regiones croatas con
población serbia, se fortalecía con estos combates la impresión de que está en
marcha una insurrección para forzar la entrada masiva del Ejército y garantizar
allí el control serbio.
El diario de Belgrado Politika, portavoz de la
presidencia serbia, confirmó ayer la nueva estrategia de Slobodan Milosevic y
la facción serbia del Ejército de aceptar la independencia de Eslovenia y
concentrar la presión militar sobre Croacia, que cuenta con una minoría de
600.000 serbios. Las presiones militares sobre la presidencia colectiva
tuvieron éxito, como se desprende del ultimátum puesto a Eslovenia, pero la
reunión de la jefatura del Estado no llegó a resultado alguno respecto a
Croacia.
Los grupos serbios, dirigidos en gran parte directamente
desde Belgrado, continuaron ayer ampliando su control sobre pueblos y vías de
comunicación en las regiones conflictivas. Algunas zonas de Eslavonia, en el
noreste de Croacia, han quedado aisladas del resto del país por las barricadas
de serbios fuertemente armados.
El anuncio escalonado ayer del cumplimiento por parte de
Eslovenia de algunas de las condiciones centrales impuestas por la presidencia
federal para un acuerdo con la república alpina puso de relieve que, mientras
se mantiene la verborragia nacionalista, las autoridades de Liubliana buscan
una tangente por la cual evitar con suficiente dignidad que al vencimiento del
plazo impuesto por el Gobierno de Yugoslavia se reanuden los enfrentamientos
con el Ejército federal.
La liberación de los prisioneros de guerra que ayer abordaban
los trenes rumbo a Belgrado, la negociación para la devolución de las fronteras
-que quedaron otra vez bajo control esloveno tras la retirada del Ejército-, y
la desmovilización de la Fuerza Territorial son una respuesta que va al corazón
de las exigencias federales. La duda que reina, en todo caso, es la posibilidad
de atentados incontrolados contra el Ejército federal que desencadenen una
reacción militar imprevista. Ayer por la noche la presidencia eslovena dijo que
la república, de menos de dos millones de habitantes, ya había cumplido con
algunas de las siete exigencias y estaba dispuesta a negociar sobre el tema de
las fronteras. "Este punto debe ser resuelto en forma tripartita, junto
con la CE", dijo en un comunicado.
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