miércoles, 29 de marzo de 2017

CROACIA, EN PIE DE GUERRA

Por HERMANN TERTSCH
El País,  Osijek, 03.07.91

LA DESINTEGRACIÓN YUGOSLAVA

"Como no intervenga la OTAN, los Balcanes van a arder"

En Eslovenia se han reanudado con gran violencia los ataques entre el Ejército federal yugoslavo y las fuerzas de Defensa Territorial de la república. En Croacia, mientras, nadie cree en una solución pacífica. Todos se preparan para la guerra. El punto de no retorno ha sido ya superado. Sólo un milagro político y diplomático puede evitar aquí el baño de sangre. "Como no intervenga la OTAN, los Balcanes van a arder", decía ayer en Osijek el joven croata Dario, que no sale de su estupor ante tanta locura colectiva, pero que se ha negado a las súplicas de su padre para que se marche a Alemania. "Me quedo para luchar".
Otros han vuelto del exterior para unirse a su pueblo en esta guerra entre etnias y culturas. Varga es un croata que trabaja desde hace 15 años en Suiza, como varios miles de su compatriotas en Alemania y Austria, han pedido vacaciones o permiso indefinido. Otros simplemente han abandonado el trabajo ilegal que realizaban en la Europa rica. Varga asegura orgulloso haber ido varias veces entre tanto a Suiza y Austria "para traer armas de todo tipo, desde pistolas a las pump-gun", unos temibles fusiles que proliferan ya en las barricadas de la región.
Ayer miles de serbios y croatas, todos fuertemente armados, vigilaban las carreteras de la región croata de Eslavonia, en un estado de enorme excitación. Los tiroteos se extendieron ayer por toda la región sin esperar a que cayera la noche, como es habitual desde hace semanas. En algunos pueblos, la población comenzó ayer a cavar trincheras. Las barricadas de camiones, maquinaria agrícola y troncos hacen prácticamente imposible circular en estos nuevos frentes entre pueblos serbios y croatas.
La pequeña aldea de Markusica está, como otros pueblos serbios de Eslavonia, rodeada por policía croata desde hace meses. Sin embargo, el armamento con que cuentan allí los serbios mejora día a día.
"El Ejército federal les lleva las armas y lo que necesiten. Los grupos de cetniks que no son del pueblo entraron en vehículos militares de la JNA [Ejército federal]", asegura la policía croata en la cercana ciudad de Vinkovci.
Un grupo de serbios estrenando Kaláshnikov detuvo ayer durante cerca de una hora al enviado especial de EL PAÍS y a un colega francés para identificarles primero y darles después una conferencia forzosa sobre la infinita bondad de los serbios y el espíritu canalla y fascista de los croatas. Los voluntarios croatas que vigilan las carreteras están también siempre dispuestos a una explicación histórica con signo inverso.
En la habitación donde fueron retenidos los periodistas había almacenadas cajas de munición y granadas del Ejército federal. Resultó además evidente por su desconocimiento de los alrededores que los que dirigían el interrogatorio no eran del pueblo, sino llegados de Serbia, aunque ellos lo negaron. La policía croata asegura que comandos radicales serbios llegados a través del Danubio desde la provincia de Voivodina han ocupado los pueblos, forzando bajo continua amenaza de muerte a la población serbia a apoyarles en su hostigamiento a las fuerzas policiales de la República.
En Borovo Selo, el Ejército federal, que con carros blindados formó una barrera entre serbios y croatas desde que el 2 de mayo murieran en el pueblo 12 policías de la República, contaba ayer con un inminente ataque de milicias voluntarias croatas que estaban agrupándose a unos pocos centenares de metros.

Recuerdo de matanzas
Los serbios en Eslavonia aseguran que si el Ejército se retirara a los cuarteles, la policía croata los mataría a todos. Este temor, el recuerdo de las matanzas de serbios a manos croatas en 1941 y el miedo a ser tachados de traidores han llevado a miles de padres de familia y trabajadores a unirse a los grupos de cetniks entrenados y financiados al menos en parte por Serbia.

Ayer, en Vinkovci, Ilia y Liliana, un matrimonio con dos hijas pequeñas, vio cómo el fruto de sus ahorros de 20 años de trabajo y privaciones en el extranjero volaba por los aires. Un explosivo plástico destrozó su diminuta cafetería en una de las muchas explosiones que se sucedieron a lo largo del día.

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