Por HERMANN TERTSCH
El País, Belgrado,
16.05.91
La República de Serbia impidió ayer el nombramiento del
croata Stipe Mesic como presidente de la jefatura del Estado colectiva y sumió
al agonizante Estado federal de Yugoslavia en una crisis constitucional y
política que ayer se consideraba terminal. En diversos puntos del país se
reprodujeron los choques armados entre serbios y la policía croata.
"Yugoslavia no existe. Serbia se considera propietaria de este país"
manifestó el presidente esloveno, Milan Kucan. Mesic, por su parte, advirtió
que la federación quedaría rota inmediatamente si no se reconsideraba el voto
en contra de su nombramiento.
Las presiones occidentales sobre Serbia para que aceptara el
cauce constitucional de la rotación no tuvieron efecto alguno y dejan al
Ejército yugoslavo sin mando civil. El mando militar estuvo representado en la
reunión por Blagoie Adzic, considerado el hombre duro, y partidario, desde
hace varios meses, de una intervención militar para derribar al Gobierno electo
de Croacia. Adzic ha llegado a calificar a Mesic de "fascista",
apoyando así a los sectores comunistas serbios que llamaron a impedir a toda
costa que Mesic -el sepulturero de Yugoslavia- accediera a la
presidencia.
Rotación abortada
Serbia abortó la rotación constitucional implantada en la
jefatura de la presidencia colectiva desde la muerte de Tito al evitar con el
voto propio y los de sus provincias, políticamente sometidas, de Kosovo y
Vojvodina, y la abstención de su aliado Montenegro, que Mesic, representante de
Croacia, asumiera la jefatura colectiva del Estado.
En una reunión de urgencia convocada tras la votación, los
miembros de la presidencia colectiva y presidentes de las repúblicas y
provincias, que hoy volverán a encontrarse, no consiguieron desbloquear la
situación. Los representantes de Croacia y Eslovenia abandonaron la reunión. El
mandato de Jovic vencía en la medianoche de ayer.
Sin embargo, no parece posible una solución de compromiso,
barajada por algunos medios, que sería el nombramiento de Vasil Tupurkovski,
representante de Macedonia, como presidente interino. Según supo ayer EL PAÍS,
Tupurkovski se ha negado rotundamente a legitimar así el bloqueo serbio a la
elección de Mesic y teme lo peor, según sus interlocutores.
Entretanto, los conflictos nacionalistas se agudizaron con
el ataque armado de más de 40 serbios a una comisaría croata, cerca de Osijek,
explosiones de bombas en diversas localidades de las regiones croatas de
mayoría serbia y la huida de 1.500 mujeres y niños serbios a través del Danubio
para escapar del "terror croata".
Varios miles de extremistas serbios pidieron la ejecución
del "fascista Mesic", "armas para matar ustachas [fascistas
croatas]" y la anexión de toda Bosnia-Herzegovina y amplias regiones de
Croacia.
"Las únicas soluciones ya son un golpe militar, el
estado de excepción o la declaración oficial de la desintegración de
Yugoslavia", señalaba ayer Radio Belgrado horas después de saberse el
resultado de la votación.
El candidato frustrado a la presidencia, Mesic, había
advertido el martes que el bloqueo a su acceso a la presidencia tendría como
consecuencia la secesión inmediata de Croacia. Mesic confirmó ayer esta
decisión del Gobierno que representa.
En Belgrado y Zagreb se esperaba ayer una reacción del
Gobierno croata, que "no podrá ya permanecer callado" ante la
violación de uno de los pocos acuerdos tácitos existentes aún entre las
repúblicas yugoslavas, como era la rotación en la presidencia.
Las fuerzas de élite de la policía croata están ya
desplegadas en las cercanías de los pueblos serbios insurrectos en su
territorio. Tras el resultado de la votación de ayer es seguro que se disparará
la presión sobre el presidente croata, Franjo Tudjman, para que dé la orden de
actuar contra los comandos serbios armados que atentan a diario
contra sus instalaciones y la población croata. Zagreb es también consciente de
que un intento de liquidar los focos rebeldes serbios sin el apoyo del Ejército podría suponer la guerra.
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