lunes, 27 de marzo de 2017

UNA NUEVA PRUEBA PARA LA INAMOVILIDAD DE LAS FRONTERAS

Por HERMANN TERTSCH
El País,  Belgrado, 16.05.91

El Partido Liberal Italiano ya ha pedido la anulación del tratado interfronterizo de Osimo con Yugoslavia. En Bulgaria se oyen cada vez más voces a favor de "recuperar Macedonia". Pronto se oirán reivindicaciones similares en Grecia y Hungría en lo que respecta a la propia Macedonia y a Voivodina, respectivamente. El 90% de los dos millones de albaneses de Kosovo pedirán la integración en Albania en cuanto este país tenga una democracia con credibilidad. La república yugoslava de Eslovenia ha tomado ya un rumbo que fácilmente puede concluir con su constitución como décimo estado federado de Austria. "Según se acelera la disolución de Yugoslavia se hacen más fuertes y claras las reivindicaciones de su territorio" por parte de los Estados vecinos, señalaba ayer el diario serbio Politika. El dogma de la inamovilidad de las fronteras, base del proceso de la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE) ya herido por la unificación alemana, está a punto de saltar en pedazos en la región más conflictiva del continente. "Ya va siendo hora de que la CE se de cuenta de que no son Eslovenia y Croacia sino Serbia quien ha destruido Yugoslavia", ha escrito el destacado analista suizo Viktor Meier.

La dirección serbia actual sólo acepta ya dos opciones, una Yugoslavia bajo su control o una gran Serbia que arrebate en una acción pequeño-imperialista territorio a las repúblicas vecinas de Croacia y Bosnia-Herzegovina. La otra alternativa, dice Belgrado, es la guerra.

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