Por HERMANN TERTSCH
El País, Bucarest,
27.04.91
Aumenta el descontento popular por las subidas de los
precios
La oposición al Gobierno rumano de Petre Roman se ha vuelto
a lanzar a las calles de Bucarest en el primer aniversario de la ocupación de
la plaza de la Universidad, que durante dos meses se convirtió en el mayor reto
al Frente de Salvación Nacional (FSN) desde que llegó al poder tras derrocar al
dictador Nicolae Ceausescu. Por primera vez desde junio del pasado año, cuando
murieron al menos cinco personas en enfrentamientos armados en la capital
rumana, grupos de manifestantes recurrieron esta semana a la violencia en sus
choques con las fuerzas de seguridad con lanzamiento de cócteles molotov.
El martes, varios miles de personas se concentraron de nuevo
en la plaza y demandaron la caída del presidente, Ion Iliescu al que acusaron
de ser "comunista". Un pequeño grupo exigía asimismo el retorno del
rey Miguel de Rumanía, de quien portaban retratos. Coincidiendo con el primer
aniversario de la toma de la plaza de la Universidad, el 22 de abril de 1990, la oposición en Bucarest intenta de nuevo poner fin a la parálisis en que se ha
sumido y que ha dejado al Gobierno de Roman sin oposición política práctica en
el Parlamento y fuera de éste.
Con una mayoría del FSN de más de dos tercios en el
Parlamento y los partidos históricos de la oposición -el Nacional Campesino
(PNC) y el Nacional Liberal (PNL) ya demostradamente incapaces de una oposición
efectiva- la insatisfacción popular, agudizada tras la nueva subida de precios
del pasado día 1 de abril, amenaza de nuevo con verterse a las calles y servir
de marco para nuevos intentos de desestabilización política. Las nuevas
movilizaciones coinciden con una creciente oposición de los sectores
conservadores del FSN a las reformas emprendidas por el Gobierno de Petre
Roman.
El aparato del Partido Comunista de Nicolae Ceausescu,
integrado en el Frente de Salvación Nacional por Roman e Iliescu para
garantizar su victoria en las elecciones de mayo pasado, ve crecientemente
amenazados sus intereses por unas reformas que el primer ministro ha programado
con directrices del Fondo Monetario Internacional.
Situación peligrosa
Medios diplomáticos en Bucarest consideran peligrosa en la
actual situación de Rumanía la incapacidad para articular una alternativa
política al FSN que han demostrado la oposición parlamentaria y la Alianza
Cívica, dirigida mayoritariamente por intelectuales que encabezaron la
revolución y consideran que el FSN la traicionó para instaurar un régimen
"neocomunista". "No han hecho más que gritar 'Jos Iliescu'
('Abajo Iliescu') desde hace un año. No presentan alternativas ni lo son. Con
la grave tensión social y la crispación política esto es peligroso, porque al
final los rumanos van a seguir al más demagogo", manifestaba esta fuente,
que insiste en que la única vía deseable en la actualidad es la estabilidad del equipo de Roman hasta que concluya el proceso constituyente, a finales de este
año, y se convoquen nuevas elecciones. Ésta es la posición de la Comunidad
Europea (CE), subrayada por el presidente francés, François Mitterrand, la
pasada semana en Bucarest.
Gracias a ella, el equipo de Roman ha logrado superar el
periodo de aislamiento que le fue impuesto a Rumanía por la CE tras la violenta
actuación de los mineros llamados por el presidente Iliescu el 14 de junio para
"poner orden" en Bucarest. Washington, sin embargo, continúa en su
línea de marginación del régimen del FSN. De escalar las nuevas movilizaciones
podrían muy pronto convertirse en una amenaza para toda la reforma.
Fuera del equipo actual de Roman, la escena política rumana
no ofrece en la actualidad más que los sectores comunistas del FSN,
intelectuales voluntariosos y moralistas y una masa inarticulada, dirigida en
parte por sindicalistas más o menos demagogos, que sufre bajo la grave situación económica, la escasez y una acelerada caída del ya ínfimo nivel
adquisitivo. La posibilidad de una nueva oleada de manifestaciones que se
perfila en Bucarest se percibe por ello como una señal de alarma en medios
diplomáticos comunitarios de Bucarest.
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