Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Zagreb
El País Viernes,
05.07.91
LA DESINTEGRACIÓN YUGOSLAVA
Los máximos líderes de la república secesionista de
Eslovenia rechazaron ayer categóricamente el ultimátum lanzado por la
presidencia colectiva del Estado para llegar a un acuerdo pacífico en el
conflicto. "Los ultimatos sólo conducen a nuevos ultimatos. Nosotros no
iniciamos la guerra", declaró a la televisión el presidente esloveno,
Milan Kucan. El alto el fuego fue respetado ayer, mientras se intensificaron
los indicios de una ofensiva militar serbia contra Croacia, donde murieron
cuatro personas en un ataque de radicales serbios.
En tono grave, Milan Kucan dijo que no se puede dialogar
bajo la amenaza. "Los eslovenos han demostrado que son capaces de defender
su soberanía. Nuestro pueblo luchará como lo hizo durante la Segunda Guerra
Mundial", advirtió. El primer ministro de Eslovenia, Lojze Peterle, tras rechazar
el ultimátum, anunció que asistirá hoy en La Haya a la reunión de ministros de
Exteriores de la CE sobre Yugoslavia para exponer la cuestión eslovena. La
presidencia federal, dirigida por el croata Stipe Mesic, intentaba ayer en
Belgrado recuperar el mando sobre las Fuerzas Armadas. El representante de
Eslovenia en la presidencia, Janez Drnovsek, no asistió al encuentro. Esta
reunión, que el representante macedonio, Vasil Tupurkovski, había calificado de
"hora decisiva" entre la paz y la guerra, emitió una orden de ocho
puntos a Eslovenia para que retirara antes de medianoche todas sus fuerzas a
los cuarteles y liberara a todos los prisioneros del Ejército federal hechos en
los combates de los pasados días. Parecía claro que los dos militares que
participaron en la reunión, el ministro de Defensa, Veljko Kadijevic, y su
viceministro, Stane Brovet, habían impuesto bajo amenaza de nueva intervención
este plan, aún quedaba por discutir la parte más conflictiva, referente a
Croacia.
Advertencia militar
Horas antes, el Ejército había anunciado rotundas acciones
militares contra Eslovenia si las Fuerzas Armadas de la república no respetaban
el alto el fuego y "dejaban de inmediato de maltratar a los prisioneros
de guerra". El presidente esloveno, Milan Kucan, había declarado que
Yugoslavia se sume en la anarquía y que sigue temiendo un ataque masivo del
Ejército federal una vez logre reagrupar sus fuerzas.
El primer ministro yugoslavo, Ante Markovic rompió su largo
silencio para demostrar en una conferencia de prensa en Belgrado que no se
halla bajo arresto domiciliario. Reconoció que el Ejército había intervenido en
Eslovenia por cuenta propia al señalar que él sólo había ordenado la toma sin
violencia de los puestos fronterizos. Markovic declaró que supo por la televisión
de la alocución del jefe del Estado Mayor, Blagoje Adzic, en la que éste
anunciaba su intención de quebrar por la fuerza toda resistencia eslovena.
La crisis yugoslava entró ayer en una nueva fase, en la que
todas las fuerzas parecen dar a Eslovenia ya por independiente, y las fuerzas
comunistas del Ejército, aliadas ya abiertamente con el nacionalismo serbio,
concentran su atención en Croacia.
El giro radical en la postura de Alemania y Estados Unidos
respecto a la independencia de Eslovenia y Croacia ha hecho cambiar también las
prioridades de Serbia y el Ejército federal. Si la operación contra Eslovenia
había sido pensada como acto ejemplarizante, su rotundo fracaso en términos
militares y sus resultados contraproducentes políticos obligan ahora a limitar
los daños con una operación que garantice finalmente que la república de
Croacia no pueda ver reconocida su independencia en Occidente con pleno dominio
de su territorio actual. El Parlamento de Montenegro, fiel al dictado del
histórico hermano mayor de Serbia, declaró ayer que ningún pueblo
tiene que quedarse en Yugoslavia por la fuerza, pero que antes de cualquier
secesión tienen que quedar claramente definidas las fronteras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario