lunes, 27 de marzo de 2017

“LO PEOR ES EL SENTIMIENTO DE INSEGURIDAD”

Por HERMANN TERTSCH
El País,  Bucarest, 01.05.91

ENTREVISTA: UNA DIFÍCIL TRANSICIÓN

PETRE ROMAN, PRIMER MINISTRO RUMANO

El joven primer ministro, Petre Roman, de 45 años, ducho en las lides del pensamiento democrático, habla con pragmatismo socialdemócrata y en perfecto castellano del futuro, libre de un subconsciente formado en la doctrina comunista.

Pregunta. Casi un año después de las elecciones, la crispación que se nota en el país es muy grande. La situación económica es grave, ¿pero están ahí todas las causas?
Respuesta. La situación económica es verdaderamente muy difícil. Estamos en una crisis estructural, pero, bueno, tampoco es para tanto. Lo suficiente para la subsistencia cotidiana está asegurado. Importante ahora es un empuje para la actividad industrial, porque en el campo se avanza con la privatización. Hay una amenaza muy evidente de desempleo, es nuestro grave problema.
P. Todos los países ex socialistas afrontan el mismo problema. Por qué en Rumanía se convierte en una amenaza de desestabilización política, y digamos, en Polonia no?
R. Polonia ha pasado 10 años de evolución mientras Rumanía sólo tiene tras de sí un año de cambio. La transición en algunos países del Este permitió acostumbrarse a estas ideas y también acostumbrarse, los unos a los otros, superar los antagonismos mentales e ideológicos. Aquí todo fue una explosión con los resentimientos, las frustraciones, el desengaño de tantos años y este problema surge con mucha fuerza. Pese a ello, soy optimista.
P. Vemos en Rumanía reacciones exageradas a problemas de orden público. Persiste el miedo a la desestabilización.
R. Es cierto, pasa como creo que pasó en España cuando, tras caer la dictadura, la gente durante dos o tres años dejó de escuchar a las fuerzas de orden público. Por ello, aunque los datos son muy distintos, en sustancia pasa un poco lo mismo, aunque aquí mucho más. Lo peor es el sentimiento de inseguridad. Si en Rumanía sale a la calle un 2% es como si en España saliera el 20% o el 30%.
P. Parece grave que en un año no se haya creado una oposición real y que, mientras el FSN pierde fuerza, el descontento popular no encuentre cauces democráticos.
R. Es muy cierto. No es una idea hueca que la democracia necesita la oposición, pero la que tenemos aquí estuvo desde un principio mal construida. Con principios de hace 50 años y sin arraigo en la realidad social de la Rumanía de hoy. Y siguen así. Surgen ahora algunas fuerzas en contacto con la realidad, como el Partido Liberal, el ala joven del Partido Nacional Liberal o el Partido Democrático Agrario.
P. Usted ha ofrecido una coalición a la oposición.
R. No es la primera, es la tercera vez en que hago la oferta. Si no hay alternativa, y creo que no la hay -las grandes instituciones financieras del mundo apoyan nuestra reforma-, debemos colaborar y construir nuestros partidos ideológicamente, pero colaborar en salir de la crisis.
P. Los incidentes de junio con la violencia minera fueron un duro golpe. ¿Cómo explica usted aquello?
R. En efecto, fue un serio revés y un retraso de al menos cuatro meses en la llegada de ayuda exterior. Aquello fue un conjunto crítico que produjo una explosión. La policía actuó muy mal el día 13, y era tremendo lo que se preparaba para el 15, día de la apertura del Parlamento, cosas muy graves, con cócteles molotov, con gente muy violenta.
P. ¿Quiénes eran los responsables?
R. No se ha establecido aún. Tienen que ser aquellos que habiendo perdido totalmente las elecciones, estando fuera del Parlamento y con un odio visceral por tantos años de comunismo, eran capaces de todo.
P. ¿Habla de los partidos históricos: Nacional-Campesino y Nacional Liberal?
R. Más bien alas de los partidos históricos que después han roto con ellos, sobre todo del Partido Nacional-Campesino. ¿Quién los ayudó? Gente competente, de la antigua policía secreta, ya sin trabajo. La televisión dio el día 13 una señal trágica al país. Entonces vinieron los mineros y otros; no los llamó el Gobierno, sino lo que mostró la televisión y, efectivamente, lo que dijo el presidente en televisión. Cuando él habló, los mineros ya estaban en marcha. Lo que la televisión dijo fue exagerado por lo que nosotros veíamos aquí. En realidad, con ayuda de las Fuerzas Armadas, a medianoche [del 13 al 14] la situación estaba controlada.
P. ¿Luego la violencia minera fue gratuita?
R. Lo que fue contra las fuerzas políticas de oposición fue gratuito y se debió a la imagen dada por la prensa. El enfrentamiento político, normal en una competición electoral para gente no preparada, dio la impresión de que eran enemigos, no políticos, sino mortales. El hecho de que nosotros no pudiéramos controlar la situación y proteger a la gente [de los mineros] agravó la situación.
P. Pero el presidente Iliescu elogió la actuación minera.

R. Aquello creó una imagen deplorable y para el presidente fue una situación imposible. Aquella gente había venido a proteger lo que ellos entendieron como la derrota del comunismo. ¿Qué podía hacer el presidente? ¿Tenía que decirles que se fueran? ¿Decirles que habían causado situaciones dramáticas? Era muy difícil. No sé cómo hubiera reaccionado yo. Lo importante es que se fueran. No se puede reescribir la historia.

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