Por HERMANN TERTSCH
El País, Zagreb,
02.07.91
LA DESINTEGRACIÓN YUGOSLAVA
La troika comunitaria, compuesta por los ministros de
Asuntos Exteriores de Italia, Luxemburgo y Holanda, logró ayer volver a comprometer
a las partes contendientes en el conflicto yugoslavo con los tres puntos del
plan de paz elaborado el viernes y violado horas después. Las repúblicas
secesionistas de Eslovenia y Croacia exigieron la presencia constante de
observadores de la Comunidad Europea (CE) y la Conferencia de Seguridad y
Cooperación en Europa (CSCE) para controlar eventuales violaciones del acuerdo.
Ayer no se produjeron combates en Eslovenia. Un arsenal del
Ejército federal fue volado en lo que parece un acto de sabotaje de miembros de
la tropa. Se percibieron los primeros indicios de retirada del Ejército de
algunos puntos fronterizos, pero aumentaron los enfrentamientos armados entre
la policía croata y bandas militares serbias en las regiones de población mixta
de Krajina y Eslavonia. Respetado el alto el fuego en Eslovenia, el foco del
conflicto amenaza con resurgir en Croacia, con el agravante de que aquí no son
tropas regulares y policiales las que se enfrentan, sino civiles organizados en
grupos muchas veces incontrolados y no movidos por objetivos militares, sino
por el odio racista [ver recuadro].
Horas después de que la troika abandonara Zagreb
llegó a Yugoslavia para una gira por las capitales en conflicto el ministro
alemán Hans-Dietrich Genscher, que intenta reforzar con presiones y ofertas de
ayuda un acuerdo cuyo objetivo no es ya solucionar la crisis, sino impedir un
mayor derramamiento de sangre.
Croacia y Eslovenia creen haber logrado el reconocimiento
europeo para el caso de que en los tres meses de plazo las repúblicas que
forman Yugoslavia no logren un acuerdo para la convivencia en una confederación
de Estados independientes. El presidente croata, Franjo Tudjman, calificó el
acuerdo de "victoria de Croacia y nueva derrota de las fuerzas
anticroatas y antidemocráticas".
El último punto de este plan de paz, el levantamiento del
veto serbio y montenegrino al nombramiento del croata Stipe Mesic como
presidente de la jefatura del Estado colectiva yugoslava, se cumplió en la
madrugada del lunes. Mesic anunció ayer que como jefe del Estado exigirá
responsabilidades al Estado Mayor militar por la sangre derramada en Eslovenia
y ordenó al Ejército que desarme a los grupos radicales serbios. Según Croacia
y Eslovenia estos grupos han contado hasta ahora con el apoyo de la oficialidad.
Ayer comenzó una rápida escalada de la violencia en Krajina
y Eslavonia, tras unas declaraciones del presidente Tudjman anunciando la
represión del terrorismo serbio en Croacia en cuanto el Ejército federal se
retire de estas regiones, como exige aduciendo el segundo punto del tratado.
Por segunda vez en tres días, el italiano, Gianni de
Michelis, el holandés Hans van der Broek y el luxemburgés Jacques Poos habían
volado el domingo a Belgrado y después a Zagreb para, con una abierta amenaza
de bloqueo económico, imponer de nuevo al Gobierno federal yugoslavo, a Serbia,
Croacia y Eslovenia el compromiso de tres puntos para una solución pacífica a
la crisis.
Estos son el alto el fuego y la retirada inmediata del
Ejército a sus cuarteles, la suspensión de la aplicación de las medidas de
secesión acordadas por Croacia y Eslovenia y el nombramiento de Mesic como jefe
del Estado yugoslavo.
Según Tudjman, el Ejército no sólo ha impedido a la policía
croata restablecer la legalidad en estas regiones, sino que ha facilitado
armamento a las bandas radicales serbias que la combaten. Tudjman reveló que la
policía croata ha detenido a tres oficiales del Ejército federal, entre ellos
un teniente coronel por suministrar armas a grupos cetnik (nacionalistas
radicales serbios).
El presidente croata reveló asimismo que al menos 1.200
soldados federales se habían entregado a las autoridades eslovenas, lo que,
según él, demuestra la falta de motivación de los reclutas del "Ejército
agresor de ocupación".
No hay comentarios:
Publicar un comentario