Por HERMANN TERTSCH
El País, Belgrado,
21.03.91
El presidente de Serbia, Slobodan Milosevic, dio ayer por
concluido su ya fracasado intento de provocar una intervención de las Fuerzas
Armadas en toda Yugoslavia para acabar con los Gobiernos secesionistas del
norte del país y con la creciente oposición a su régimen en la república
serbia. En una operación claramente dirigida por él, la mayoría absoluta de su
Partido Socialista serbio rechazó la dimisión de Borisav Jovic como
representante de esta república en la presidencia colegiada.
Milosevic -que había intentado bloquear el funcionamiento de
esa presidencia- tuvo ayer que tragarse sus palabras del incendiario
discurso televisivo del sábado y buscar un retorno a las instituciones, después
de que el ejército le negara su colaboración en su huida hacia el golpe militar
ante la creciente oposición interna en Serbia. En un comunicado emitido el
pasado lunes, el Estado Mayor dejó claro que, en el futuro, será el mando
militar quien decida cuándo se cumplen las condiciones que le obligan a
intervenir o no, y no la presidencia colectiva ni mucho menos Milosevic. Hace
cuatro días, el presidente de Serbia anunció por televisión que esa república
no volvería a acatar las decisiones de la presidencia por estar ésta aliada con
otras fuerzas en una supuesta operación antiserbia y antiyugoslava. Hoy, el
propio presidente serbio y su fiel seguidor Jovic acudirán a una reunión de la
presidencia ampliada con los miembros de la jefatura del Estado colectiva, los
presidentes de todas las repúblicas, del Parlamento federal y el primer
ministro, Ante Markovic, también objeto de virulentos ataques de los citados
dirigentes serbios.
La implicación del ejército
Este fracaso de la estrategia de Milosevic se vio ayer
coronado con unas declaraciones del comandante en jefe del Quinto Distrito
militar -que integran las repúblicas de Croacia y Eslovenia-, general Konrad
Kolsek, en las que acusa a "algunos" de "querer implicar al
ejército en sus juegos políticos". Según unas insólitas declaraciones del
general a un diario esloveno, "el ejército no permitirá una guerra civil
ni un conflicto violento entre naciones yugoslavas" pero se negará a
dejarse manipular, ya que " un despliegue de las Fuerzas Armadas podría
provocar el caos". Milosevic, que cuenta con la sumisión incondicional de
Jovic, había orquestado la dimisión de éste, como la de los presidentes de la
república de Montenegro y la provincia de Voivodina, ambos bajo su poder, para
paralizar la presidencia colectiva de Yugoslavia. También ordenó públicamente a
su partido imponer la destitución del representante de Kosovo en la
presidencia, Riza Sipunxhiu, que se había alineado con Macedonia, Bosnia-Herzegovina,
Croacia y Eslovenia en contra de las medidas de excepción. Jovic reiteró ayer
ante el Parlamento serbio sus acusaciones contra Markovic, que con sus reformas
hacia la economía de mercado "ha puesto al país al borde de la
bancarrota" y "vende por poco más que nada las empresas a
extranjeros"; y contra una presidencia colectiva, en la que la mayoría,
dijo, "impide al ejército cumplir su deber".
Jovic expuso algunas joyas de su razonamiento
político que acusan al Gobierno de Markovic de alta traición y lo arrojan a él
a los sumideros de la ideología paleocomunista. Según dijo, gobiernos
extranjeros influyentes están dando apoyo a Markovic. "Como el Gobierno no
acepta las medidas para desarmar a los grupos paramilitares, es obvio que el
Gobierno federal y gobiernos influyentes extranjeros están actuando de forma
concertada". Según Jovic, Markovic "ha obstruido e ignorado durante
mucho tiempo los esfuerzos de la presidencia para lograr una solución pacífica
a la crisis".
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