Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Tirana
El País Lunes,
01.04.91
"Los dos próximos días serán decisivos", declaró
Gramoz Pashko, vicepresidente del Partido Democrático. Pashko teme, como muchos
dirigentes de la oposición y observadores, que el aparato comunista no acepte
una derrota en caso de producirse y recurra a la fuerza. "Ellos comenzarán
a ver que han perdido ya poco después del cierre de los colegios. Desde ese
momento hasta que se hagan públicos los resultados estaremos en una fase muy
peligrosa", declaró.
"Ramiz Alia prometió que el Partido del Trabajo
aceptará la derrota como cualquier partido en una democracia. Pero Alia ha
demostrado ser un mentiroso y no nos fiamos", dice Maltin, un joven estudiante
de medicina y miembro del movimiento democrático que impuso al régimen las
elecciones y la legalización de los partidos.
La estatua del dictador aún está firme en su pedestal dentro
de la academia militar de Tirana, frente a la cual murieron cinco personas por
disparos de la policía el pasado día 22 de febrero, cuando una manifestación
exigía que esta estatua fuera derribada, como lo había sido la que dominaba la
plaza central de la ciudad.
La oposición ha dejado claro que se echará a la calle si el
PTA no acepta su derrota de producirse. Como sucedió en otros países
balcánicos, la oposición está posiblemente en exceso confiada en su fuerza de
convicción e infravalora el poder que aún ostenta el aparato comunista. Aceptó
concurrir a unas elecciones en las que la televisión no les ha otorgado un solo
minuto de información electoral propia, en un país en el que hasta ahora
"nos enterábamos por la televisión de lo que debíamos pensar", como
dice el joven Adrian en Shkodra.
Un disenso en público con las teorías "de la
televisión" podía saldarse con condenas de hasta siete o diez años de
prisión. La joven e ingenua oposición albanesa puede haber caído en una trampa
que no sacará al aparato comunista del proceso de disolución en que se halla,
pero que puede traer jornadas turbulentas para este pequeño país.
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