Por HERMANN TERTSCH
El País,  Madrid,
05.03.90
UNA NUEVA EUROPA
Las noticias sobre movilizaciones anticomunistas en Albania
y una brutal represión por parte del régimen de Tirana, aparecidas en la Prensa
internacional en los pasados dos meses, fueron una operación de desinformación
de las autoridades serbias de Yugoslavia, según la opinión de analistas y
diplomáticos occidentales, yugoslavos y albaneses en Belgrado y Tirana. Sin
embargo, las presiones en favor de cambios democratizadores en Albania se han
intensificado notablemente tras la revolución rumana que los albaneses pudieron
seguir por la televisión italiana, que se capta en gran parte del país. Tirana
se halla a la defensiva. Rompiendo con el triunfalismo, el máximo dirigente
albanés manifestó recientemente que "no estamos satisfechos con la
situación existente", y pidió una profundización de la democracia
socialista".
"La unidad no significa necesariamente
unanimidad", señaló, en lo que significa una de las más claras críticas de
un dirigente albanés al sistema heredado de Hoxha. Cualquier reconocimiento de
insuficiencias en el sistema político suponía el riesgo de ser considerado
crítico de Hoxha.
En diferentes ciudades del norte del país, habitado
mayoritariamente por la tribu que, [...] han aparecido en las últimas semanas
pintadas en favor de la democracia. Esta tribu, más tradicionalista que la
tosk, la otra que compone la población albanesa, y en parte no musulmana sino
católica, ofreció ya en la guerra y después de ésta la mayor resistencia a la
implantación de un régimen comunista.
Todas las informaciones de cancillerías occidentales en la
capital albanesa y los servicios de información coinciden en que en diciembre
no se produjeron manifestaciones masivas en el norte de Albania y no se
realizaron las ejecuciones públicas de que informó en primer lugar el diario
Politika. Éste es el órgano más dócil al presidente serbio, Slobodan Milosevic.
Las autoridades serbias tenían especial interés en buscar un foco de conflicto
en Albania para restar atención a la nueva oleada represiva contra la mayoría
albanesa en Kosovo.
Pese a que la resistencia al último régimen abiertamente
estalinista de Europa se manifiesta sobre todo en círculos universitarios, la
revolución democrática en el Este ha puesto a la defensiva a la dirección del
partido y el Estado bajo Ramiz Alia.
Los últimos intentos de Alia de justificar el rechazo al
multipartidismo apelando a las "tradiciones albanesas" y no a los
dogmas del marxismo-leninismo han sorprendido en Occidente, fortaleciendo la
impresión de que comienza a resquebrajarse el monolito ideológico forjado por
Enver Hoxha durante 40 años. En el terreno internacional, Ramiz Alia ya había
roto con la política aislacionista de su predecesor.
Relaciones diplomáticas
Albania mantiene ya relaciones diplomáticas con la mayoría
de los países del mundo y participa en la Conferencia Balcánica, el primer foro
internacional en el que está presente Tirana desde que dejó oficialmente de pertenecer
al Pacto de Varsovia en 1968. En la práctica, este último organismo lo había
abandonado mucho antes en el marco de la crisis que provocó en el mundo
comunista el XX Congreso del PCUS y la desestalinización.
Ante un pleno del Comité Central del Partido de los
Trabajadores de Albania en enero, Alia dijo que "nunca hemos querido el
aislamiento. Vivir como en una fortaleza asediada no ha sido nunca nuestra
línea política. Nuestro papel en el mundo exterior debe ser activo, en nuestras
relaciones y cooperación política y en nuestros lazos culturales y económicos. Estamos interesados en los problemas de Europa". El rechazo al
multipartidismo burgués se mantiene, pero la justificación del mismo
ha cambiado. "Bajo las condiciones de nuestro país, los llamamientos de la
burguesía internacional en favor del pluralismo significan el revivir de Balli
Kombetar (partido nacionalista) y Legaliteti (el partido monárquico) o la
creación de partidos antisocialistas y antinacionales similares. No tenemos
partidos, pero la libre discusión y la solución de los problemas de forma
democrática es una vieja tradición", señaló Alia.
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