Por HERMANN TERTSCH
El País,  Moscú,
05.03.90
UNA NUEVA EUROPA
Un número indeterminado de muertos (algunas fuentes hablan
de hasta 30) y heridos es el saldo de la última ola de violencia interétnica en
el Asia central soviética. Los desórdenes estallaron después de un mitin no
autorizado que se celebró el pasado sábado en la ciudad uzbeka de Parkent,
según informaba ayer el periódico Komsomólskaya Pravda, órgano de las
Juventudes Comunistas de la URSS.
La muchedumbre, que protestaba contra los turcos mesjetinos
evacuados a Parkent, ubicada a 40 kilómetros de la capital uzbeka, Tashkent, se
lanzó al asalto de la comisaría de policía y otros edificios públicos. La
policía, atacada sobre todo con piedras, se defendió y, según un periodista
local, se produjeron víctimas mortales entre ambos bandos. Después de los
disturbios, el presidente del Consejo de Ministros de Uzbekistán, Mirajmat
Mirkazimov, habló por la televisión local y prometió que en corto plazo "todos
los culpables de organizar los desórdenes que condujeron al derramamiento de
sangre serán identificados y castigados como se merecen".
Más de 100 personas resultaron muertas en junio del año
pasado en el valle de Ferganá después de que los uzbekos atacaran a los turcos mesjetinos que vivían allí. Estos turcos son originarios de la región de
Mesjetia, ubicada en Georgia, de donde fueron deportados por Josif Stalin en
1944. Desde junio, más de 50.000 turcos han dejado el valle, pero los choques
esporádicos no han cesado.
Contra los turcos
A mediados de febrero hubo nuevos ataques contra los turcos
mesjetinos, esta vez en los distritos de Buká y Akkurgán, en la provincia de
Tashkent. Tras estos choques, cientos de turcos fueron evacuados del distrito
de Buká al vecino de Parkent e instalados en sanatorios. Contra este hecho
protestaban los manifestantes uzbekos, que exigían que se enviara a los turcos
de vuelta al valle de Ferganá.
Georgia se niega por el momento a recibir a los turcos
mesjetinos en su república y a devolverles las tierras que antes les
pertenecieron. La mayoría de los que fueron evacuados del valle de Ferganá el
año pasado han sido distribuidos por diferentes provincias de la federación
rusa.
La agencia de noticias oficial Tass desmintió los rumores de
que la manifestación hubiera sido para protestar contra supuestos fraudes
cometidos en las elecciones parlamentarias y de distrito uzbekas, que se
celebraron el 18 de febrero. En la mayoría de los distritos no había
alternativa para los candidatos a diputados al Soviet Supremo de Uzbekistán,
principalmente representantes del aparato del poder.
Normalización
Por otra parte, en la vecina república de Tayikistán, donde
a mediados de febrero hubo decenas de muertos en disturbios contra refugiados
armenios, la situación poco a poco se normaliza, aunque todavía sigue rigiendo
el toque de queda en la capital, Dusanbe. En una decisión calificada de
"sin precedentes", el ministro del Interior, Mamadayez Navshumanov,
ha autorizado que hoy se celebre en esta ciudad el partido de fútbol entre los
equipos Pamir de Dusanbe y Dinamo de Kiev. Kajar Majkainov, jefe de los
comunistas de Tayikistán, dijo en su informe ante el pleno ampliado del comité
central local, celebrado ayer, que "los trágicos sucesos del 12 al 14 de
febrero fueron una acción planeada que tenía como fin desestabilizar la
situación en la capital y la república".
El pleno expulsó del partido comunista al presidente del
Comité de Planificación, Buri Karimov, y al ministro de Cultura, Nura Tabarov,
acusados de haber tratado de destituir inconstitucionalmente a Izatulo Jayeiev
de su puesto de presidente del Consejo de Ministros. Buri Karimov emergió en
las manifestaciones como uno de los líderes de las masas tayikas y encabezó el
grupo que presentó las exigencias de los manifestantes a las autoridades.
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