Por HERMANN TERTSCH
El País, Bucarest,
29.01.90
CONVULSIÓN EN EL ESTE
"Recuerda, Iliescu, que no te hemos elegido ni lo
vamos a hacer", decía una de las cientos de pancartas que desfilaron ayer
por las calles de Bucarest hacia la sede del Frente de Salvación Nacional (FSN)
para pedir su dimisión. El FSN se vio ayer arrollado por la inesperada, por
masiva, concentración de rumanos decididos a no tolerar lo que otra pancarta
denunciaba: "Criptocomunistas secuestran la revolución". El FSN ha
cometido ya demasiados errores políticos para seguir ocultando las intenciones
de aquellos dirigentes que se hicieron dentro del mismo con el poder. Han
marginado a aquellos miembros fundadores que creen sinceramente en la democracia
pluralista o que están al menos en contra de la fórmula sandinista. Un
grupo sin intenciones democráticas se erige en la vanguardia de la revolución
contra el dictador derrocado, se apropia del aparato del régimen anterior e
intenta perpetuarse en el poder arrogándose una legitimidad que corresponde
tanto o más a los ya marginados.
El poeta Mircea Dinescu, la profesora Doina Cornea, los
líderes estudiantiles autores de la toma revolucionaria de la central de
televisión en diciembre y centenares de miles de rumanos han reaccionado con
indignación ante la cada vez mayor osadía del FSN de presentarse como el poder
indiscutible en Rumanía.
"Quien intenta desestabilizar el régimen quiere
desestabilizar el país", dijo ayer el presidente del consejo del FSN, Ion
Iliescu, por televisión tras haber visto cómo la manifestación orquestada por
el poder se veía arrollada por una ingente masa. Procedentes de todas las
calles que desembocan en la plaza de la Victoria frente a la sede del FSN,
decenas de miles de personas cantaban contra Iliescu y el gran cerebro de la
operación de toma del poder, Silviu Brucan, los mismos eslóganes que resonaron
en Bucarest en la caída de Ceaucescu.
"No queremos reformas del comunismo, sino su
eliminación y la democracia. FSN = partido comunista". La primera señal
llegó el pasado 12 de enero con una pequeña manifestación. El FSN respondió
sacando los carros de combate a proteger su sede. Desde ayer, el FSN sabe que
la militancia democrática de Rumanía quiere su disolución.
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