Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Pristina
El País Martes,
27.02.90
UNA NUEVA EUROPA
La milicia yugoslava dispara a matar en Kosovo, contra los
manifestantes albaneses
La milicia, armada con kalashnikov, dispara a matar contra
manifestantes campesinos y estudiantes. La policía acude de madrugada a
detener a jóvenes reconocidos por confidentes en concentraciones a favor de la
autonomía. Padres de familias numerosas pierden su puesto de trabajo por acudir
a una manifestación o declararse partidarios de la Liga Democrática. Los
periodistas extranjeros están sometidos a vigilancia, sus fuentes son
intimidadas, requisadas sus películas fotográficas.
Tras unos tempestuosos meses en los que media Europa ha
derrocado las dictaduras que la mantenían sometida, en la provincia yugoslava
de Kosovo el tiempo parece correr en sentido inverso, hacia el más puro
estalinismo. Dos repúblicas yugoslavas, Eslovenia y Croacia, emprenden el
camino de la democracia con toda la Europa oriental y el Gobierno de Ante
Markovic consigue sus primeros éxitos en reflotar la credibilidad de Yugoslavia
en el campo económico. Mientras, bajo la dirección del líder populista y
centralista serbio Slobodan Milosevic, en la provincia meridional yugoslava de
Kosovo (enclavada en Serbia) acontece un drama que Occidente parece observar
sin mayor interés. Debilitado por sus reveses en Belgrado, Milosevic intenta
salvar su futuro político con una cruzada en Kosovo. Ha conseguido ya crear un
Estado policial en la provincia que sólo tiene parangón con el vecino Estado de
Albania. Al menos son ya 32 los albaneses muertos por disparos de la milicia
durante los disturbios de las tres pasadas semanas en Kosovo. De los 204
heridos registrados por el Comité de Protección de los Derechos Humanos de
Kosovo, varios tienen heridas de bala muy graves y no se espera que sobrevivan.
Muchos heridos no se han registrado por temor a ser detenidos, y las posibles
complicaciones por la deficiente asistencia sanitaria pueden elevar aún más el
número de víctimas mortales entre la población albanesa. En Decani, como en
otras localidades, la altura de los impactos de bala en cristales y paredes
demuestran que la milicia dispara al pecho.
Represión policial
La nueva escalada de la violencia comenzó con la represión
policial de una manifestación pacífica de albaneses en Pristina, la capital de
esta conflictiva provincia, y culminaron en la imposición del toque de queda el
pasado jueves. El presidente de Serbia, Slobodan Milosevic, ha anunciado planes
para "colonizar Kosovo" con el envío a la provincia de decenas de
miles de serbios. Aunque estos planes de reconquista serbia de Kosovo
tienen pocos visos de ser realizables, en los últimos días la dirección de la
provincia ha tomado decisiones que implantan ya de hecho un apartheid en
la provincia en favor de la minoría eslava, compuesta por serbios y
montenegrinos, en total el 10% de la población de Kosovo. Los estudiantes
eslavos de la universidad de Pristina tendrán una residencia y un comedor propio,
a los que no tendrán acceso los estudiantes albaneses.
Aunque los albaneses, como los demás pueblos yugoslavos,
jamás han tenido las garantías de un Estado de derecho, la situación en Kosovo,
siempre grave, ha empeorado desde la implantación del estado de excepción, en
marzo de 1989. Las detenciones de supuestos terroristas por el hecho de
participar en manifestaciones por la restitución de la autonomía son continuas.
Los impedimentos para el ejercicio de la labor periodística
se han multiplicado con la intimidación o detención de albaneses que sirven
como fuentes de información. Son constantes las retenciones a los periodistas y
las requisas de películas a los fotógrafos. La policía de Titova Mitrovica, una
de las ciudades más conflictivas de Kosovo, interrogó el viernes a los enviados
especiales de este diario intentando averiguar sus contactos y el resultado de
sus entrevistas.
Las fuerzas especiales de la milicia, compuestas por serbios
y presentes en todos los pueblos, han protagonizado "acciones de
castigo" en numerosos pueblos de Kosovo, irrumpiendo en viviendas,
apaleando a mujeres e incluso ametrallando los minaretes de las mezquitas como
en Decani, cerca de la ciudad de Pec. Pese al toque de queda que rige de nueve
de la noche a cuatro de la madrugada, en los últimos días la población albanesa
ha desafiado a las autoridades con un boicoteo de las escuelas, numerosas
huelgas y continuas protestas.
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