Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Bucarest
El País Miércoles,
21.02.90
Los miles de mineros llegados a Bucarest en la noche del
lunes para proteger al Gobierno del Frente de Salvación Nacional
y vengar el asalto a la sede gubernamental el domingo retornaron ayer
a sus localidades de origen sin organizar el temido pogromo contra los partidos
de la oposición.
Las autoridades anunciaron nuevas leyes urgentes para
"proteger los organismos del Estado, instituciones públicas, sedes de los
partidos, la tranquilidad de los ciudadanos y el orden", en un intento de
recobrar la autoridad perdida al serle impuesta por el Ejército la dimisión del
ministro de Defensa y sufrir días después el asalto al edificio oficial en la
plaza de la Victoria.
En lo que parece un intento de lograr cierta conciliación
con sus adversarios y un período de tranquilidad para restablecer una mínima
estabilidad del Ejecutivo y del país, el Consejo Provisional de Unidad Nacional
(CPUN) anunció "información verídica para la opinión pública sobre la
situación de las formaciones represivas de la estructura de la antigua
Securitate a nivel central y territorial". La convicción de gran parte de
la población de que la temida Securitate sigue funcionando prácticamente
intacta tras la caída del dictador Nicolae Ceaucescu es uno de los principales
motores de movilización contra el Frente.
Noche de temor
Después de una larga noche de tensión que algunos militantes
de los partidos Nacional Liberal y Nacional Campesino pasaron en sus sedes
protegidos por fuerzas militares y bajo el temor de un inminente asalto por los
mineros, Bucarest amaneció ayer en calma y bajo un general alivio por la
noticia de que los mineros habían abandonado la ciudad en los trenes especiales
en que habían llegado.
No obstante, en una turbulenta reunión con el CPUN, los
líderes mineros, férreos defensores en la actualidad del FSN, advirtieron que
volverán a la capital si "Bucarest no deja de manifestarse y no se pone a
trabajar", y amenazaron con nuevas represalias violentas contra la
oposición si ésta no cesa de hostigar al presidente Ion Iliescu.
Algunas de las frases coreadas por los mineros, como
"abajo los intelectuales" y "nosotros no pensamos, nosotros
trabajamos", así como otras hostiles a los "extranjeros y
emigrantes", dan idea del ambiente que se respiraba a primera hora de la
madrugada de ayer en el acto de desagravio ante la asaltada sede gubernamental.
El presidente aseguró a los mineros que el Ejército
protegería a las autoridades de cualquier eventual peligro y que por tanto
ellos podían regresar a sus puestos de trabajo. Ayer, el nuevo ministro de
Defensa, Victor Stanculesco, declaró que todos los distritos militares habían
expresado su apoyo a su nombramiento como sucesor de Militaru, que dimitió bajo
la presión de fuerzas del Ejército de Tierra y Aire.
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