Por HERMANN TERTSCH
El País, Bucarest,
30.01.90
El Frente de Salvación Nacional (FSN) de Rumanía lanzó ayer
una masiva operación de violenta intimidación callejera contra los partidos de
la oposición y utilizó el intacto aparato de la dictadura del ejecutado Nicolae
Ceaucescu para asegurarse el poder tras las manifestaciones en su contra del
domingo. Los líderes opositores tuvieron que huir ayer de las sedes de sus
partidos, asediadas por centenares de manifestantes que les calificaban de
traidores y pedían que salieran para recibir "su justo castigo".
Ion Ratiu, el líder del Partido Nacional Campesino, que
regresó hace pocos días del exilio, tuvo que dar una conferencia de prensa en
la práctica clandestinidad horas después de ver al presidente, Ion Iliescu, ya
que fue advertido de que sería linchado por la multitud. Ratiu anunció que los
partidos de la oposición volverán a reunirse el próximo jueves con el FSN, en
un último y desesperado intento por evitar que Rumanía cruce lo que algunos
estudiantes llamaban ayer "el umbral de la guerra civil". Ayer quedó
definitivamente frustrada toda posibilidad de unas elecciones con mínimas
garantías democráticas mientras el FSN siga en el poder. Miembros de la antigua
Securitate, reconocidos por estudiantes que acompañaban a EL PAÍS, dirigieron
las operaciones contra las sedes del Partido Nacional Campesino, en la plaza de
Rosetti, y del Partido Liberal, en la avenida de Magheru. El trío en el poder
(Iliescu; el primer ministro, Petre Roman, y el hombre fuerte en el
consejo del FSN, Silviu Brucan) dejó ayer en total evidencia que sus verdaderas
pretensiones distan mucho del sistema democrático que presentan como su
objetivo último cuando se entrevistan con líderes occidentales. Sus
aseveraciones se contradijeron ayer radicalmente con los llamamientos a la
población a movilizarse contra los que disienten del poder. "Quien siembra
vientos recoge tempestades", manifestó ayer Brucan ante la Prensa, refiriéndose
a la oposición democrática. Brucan justificó la actuación de sus seguidores por
la "indignación y el temor del pueblo a que el FSN caiga".
EL MIEDO VUELVE A LAS CALLES Y LOS HOGARES DE RUMANÍA
Silviu Brucan, acusó a los partidos de la oposición, ante
todo el Nacional Campesino y el Liberal, de haber querido organizar un golpe de
Estado el domingo, cuando, durante su manifestación, pidieron al Frente que
compartiera el poder hasta que los rumanos pudieran elegir su Gobierno
libremente.
"La revolución ha muerto, la democracia no pudo nacer.
Todas las víctimas murieron en balde". Esta frase de una joven activista
de la revolución que derribó al dictador, describe bien el ánimo de los
miembros de los partidos de la oposición y de los estudiantes, que, con lágrimas
en los ojos y una total impotencia ante las masas llevadas a la calle por el
FSN, veían ayer ya frustrado su sueño de hacer de Rumanía una democracia
verdadera.
El miedo volvió ayer a las calles y los hogares de Rumanía.
Quien discrepa con el FSN, se vio ayer en Bucarest, puede ser apaleado
impunemente ante la mirada complaciente de la policía. "El secuestro de la
revolución por el aparato totalitario se ha consumado", decía un joven
liberal. "Ya estoy acostumbrado a esto, lo viví en 1947, decía ayer el líder
nacional campesino Coposu, al que los manifestantes ante su asediada sede
calificaban de cerdo vendido al extranjero y cuya muerte solicitaban.
En una operación con clamorosos paralelismos con los golpes
de Estado comunistas que impusieron las dictaduras estalinistas entre 1946 y
1948 en todo el este de Europa, el Frente de Salvación Nacional lanzó ayer a
sus seguidores a las calles de Bucarest. Las sedes de los principales partidos
de oposición fueron asaltadas, sus líderes tuvieron que huir protegidos por el
Ejército o por sus propios medios y se produjeron numerosos casos de palizas a
personas que osaron manifestar públicamente su disconformidad con el FSN.
Recuerdos de 1948
"Me recuerda a 1948, pero espero que Iliescu demuestre
que es, como asegura, un buen rumano", declaró a EL PAÍS el líder nacional
campesino Ratiu, quien dijo que era obvia la perfecta organización de la
operación de ayer y que tenía información sobre suministro gratuito de bebidas
alcohólicas y comida a los manifestantes.
Decenas de miles de obreros y comunidades de viviendas,
paramilitarmente organizados bajo directrices de los dirigentes del antiguo
Partido Comunista de Rumanía, tomaron ayer Bucarest desde primeras horas de la
mañana. Como en los mejores tiempos de Ceaucescu, las plantillas de las
fábricas del extrarradio de Bucarest fueron movilizadas y transportadas en
camiones y autobuses al centro.
En intervalos perfectamente establecidos, los grupos de
manifestantes recorrieron el centro, manifestaban durante cierto tiempo su adhesión
al FSN ante la sede del consejo, en la plaza de la Victoria, y después partían
para recorrer otras calles y mantener la ciudad ocupada durante todo el día por
partidarios de las autoridades.
"Fuera partidos traidores", "Liberales a
París", "Nosotros no vendemos la patria", "Abajo los
emigrantes" y "Rumanía Iliescu, Iliescu Rumanía" eran algunos de
los eslóganes que gritaban los manifestantes, arengados por la televisión (en
poder del FSN) y por los dirigentes ex comunistas y frentistas, contra los
"cuerpos extraños" y antirrumanos que, señalaban, son los partidos
que piden igualdad de oportunidades en las elecciones.
Eran apenas las ocho de la mañana cuando los primeros grupos
de manifestantes comenzaron a desfilar por la avenida de Magheru hacia la plaza
de la Victoria, donde antiguamente estaba el Ministerio de Asuntos Exteriores y
ahora la sede del Consejo del FSN. Los obreros del relevo de las seis habían
partido de las principales fábricas del cinturón industrial de la ciudad,
organizados por las células del Frente, en la práctica idénticas a las del PCR
bajo Ceaucescu.
Vodka gratis
Ya en la tarde del domingo habían hecho aparición masiva en
la plaza de la Victoria grupos de trabajadores, en parte bebidos, que acudían
en camiones y autobuses de empresas estatales. Trabajadores de la fábrica
Veintitrés de Agosto y de la Compañía de Transportes Públicos que discrepan de
la política del FSN aseguraron a este periódico que los dirigentes políticos
les habían ofrecido una botella de vodka, 200 lei y un anorak por
acudir por la noche a la plaza de la Victoria a combatir a los
"gamberros", en referencia a los estudiantes y miembros de la
oposición. Ceaucescu ya utilizó el término de gamberros al hablar de la
población de Timisoara que se levantó el 17 de diciembre.
Desde primeras horas de la mañana, ningún miembro de la
oposición se hubiera podido identificar como tal, sin peligro para su
integridad física, en las calles de Bucarest.
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