Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Belgrado
El País Sábado,
16.03.91
El presidente de Yugoslavia, Borisav Jovic, un comunista de
63 años, presentó anoche su dimisión en un mensaje radiotelevisado y advirtió
del peligro de guerra civil. La presidencia colectiva, en la que están
representadas las seis repúblicas, rechazó previamente una propuesta del
Ejército para imponer el estado de excepción tras la ola de protestas anticomunistas
en Serbia. El vicepresidente croata, Stipe Mesic, ejerce interinamente de
número uno.
Todos los órganos constitucionales intentaban de madrugada
buscar fórmulas para conjurar una aparentemente inevitable intervención
militar. El vicepresidente Mesic convocó una reunión de urgencia para tratar de
llenar el vacío producido tras el anuncio por los militares de que están
dispuestos a recurrir a medidas de excepción y la dimisión de Jovic. El Gobierno
de Croacia, al que representa Mesic en la presidencia yugoslava, ha anunciado
que se opondrá a cualquier intervención armada que quiera imponer medidas
extraordinarias en el país, "que son equivalentes a una dictadura
militar".
A medianoche se inició una reunión de los Gobiernos
yugoslavo y croata. Croacia, que teme ser el principal objetivo del temido
golpe, ha comenzado a formar comités de defensa popular para "proteger la
soberanía y la integridad territorial".
CROACIA FORMA COMITÉS DE DEFENSA POPULARES
Tras el rechazo por parte de la
presidencia colectiva de las propuestas de intervención hechas por el ejército
en una reunión concluida a última hora de la tarde de ayer, los acontecimientos
se precipitaron. Fuentes de Zagreb consultadas telefónicamente consideraban que
estaba en marcha el temido "golpe militar" para acabar con las
protestas anticomunistas en Serbia y los procesos secesionistas en Eslovenia y
Croacia.
Para hoy está convocada en Belgrado una manifestación en
defensa de Yugoslavia y contra la "violencia sangrienta y fascista",
que puede convertirse en el elemento catalizador para que el ejército intente
legitimar su intervención.
El vicepresidente del Estado, el croata Stipe Mesic, de 56
años, a quien por turno le correspondería asumir la presidencia yugoslava en el
próximo mayo, es uno de los políticos mas odiados por las fuerzas armadas.
Mesic declaró anoche que aceptaba la presidencia que constitucionalmente le
corresponde. Nadie sabía ya a esa hora si el cargo existía aún.
Jovic, el presidente dimitido, asumió el cargo en mayo de
1990. De acuerdo con la Constitución yugoslava, el vicepresidente asume las
tareas como presidente en funciones por el período restante, hasta convertirse
formalmente en presidente de esta federación interétnica de seis repúblicas.
La lucha de sucesión
De no aceptar el vicepresidente el cargo, la Constitución
indica que es el presidente de la República representada por el dimisionario
quien asume el cargo. El hecho de que éste sea precisamente el presidente
serbio, Slobodan Milosevic, explica la urgencia de Mesic en anunciar que asume
la responsabilidad.
La dimisión del jefe del Estado se produjo tras acusar ante
las cámaras de televisión a algunas repúblicas yugoslavas de "dirigir al
país a la guerra civil y la desintegración del Estado", y al Gobierno
federal yugoslavo de haber realizado una catastrófica gestión.
Una hora antes, un comunicado del Estado Mayor del Ejército
anunciaba decisiones y medidas del mando militar, dada la situación creada por
el rechazo de la presidencia colectiva a las "medidas adecuadas contra la
guerra civil" propuestas por las Fuerzas Armadas.
El presidente del Consejo de la Presidencia Colectiva, el
serbio Jovic, acusó a este órgano de "no tener confianza en las Fuerzas
Armadas", y de dirigir al país, "con una política de hechos
consumados, a una fase crítica de desintegración, sistemáticamente realizada
por fuerzas separatistas, ignorando el orden constitucional y los derechos
humanos y nacionales de los demás".
En los mismos términos que el comunicado del Estado Mayor,
Jovic presentó un panorama apocalíptico y calificó de máximo responsable al
Gobierno federal de Ante Markovic, que ha realizado las reformas hacia la
economía de mercado hasta donde las luchas entre repúblicas y la política
comunista conservadora de Serbia le han dejado.
El Gobierno de Markovic se ha declarado insistentemente en
contra de medidas de emergencia por parte de las Fuerzas Armadas.
Los Gobiernos de Yugoslavia y Croacia estaban reunidos
anoche, y en la república croata se crearon comités de defensa populares en
todos los municipios y consejos. Los Gobiernos de Eslovenia y Croacia han
declarado que, en el caso de una intervención militar en su territorio,
llamarán a la defensa popular armada.
El presidente del Parlamento serbio, Slobodan Unkovic, pidió
ayer la desconvocatoria de las manifestaciones previstas para el día 20 de
marzo en demanda de la dimisión del Gobierno serbio. Anoche, la mayoría de los
observadores estaban convencidos de que la dimisión de Jovic y el comunicado
militar aseguraban que el momento de mayor dramatismo había llegado.
Los Gobiernos federales y republicanos buscaban esta
madrugada fórmulas para evitar una intervención que puede convertirse en un
baño de sangre, teniendo en cuenta los odios étnicos y diferencias ideológicas
que confluyen en la crisis yugoslava.
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