Por HERMANN TERTSCH
El País, Belgrado,
17.03.91
El intento del Ejército y de los sectores comunistas
ortodoxos yugoslavos de dar respaldo popular a una intervención armada
fracasaron estrepitosamente ayer en Belgrado con la asistencia de menos de
7.000 personas a la manifestación convocada "en defensa de Yugoslavia,
contra el fascismo sangriento". Pese a la llegada de grupos organizados
del exterior, el aspecto de la pequeña concentración era patético ante la
inmensa tribuna instalada por los organizadores. En su práctica totalidad
ancianos ex partisanos, mujeres de la Administración y grupos de campesinos de
granjas colectivas, los manifestantes demostraron que la defunción de la
ideología comunista en Serbia se ha consumado como en toda Europa oriental, y
que el Ejército tendrá que recurrir a otras excusas para su ansiada
intervención con objeto de derribar a los gobiernos secesionistas de Eslovenia
y Croacia y defender sus intereses como casta.
Ayer se vieron de nuevo retratos de Lenin, Milosevic y Tito
en la tierra campa de Usce, junto a la desembocadura del rio Sava en el
Danubio. Los manifestantes convocados por el Movimiento por Yugoslavia-Liga
Comunista, un partido formado por casi la totalidad de la cúpula militar y
comunistas ortodoxos como la mujer del presidente serbio, Slobodan Milosevic,
gritaban "defenderemos Yugoslavia", "detened a Tudjman",
"no a los fascistas" y, sobre todo, "Ejército, Ejército".
El ex jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas yugoslavas,
general Stevan Mirkovic, sugirió que las repúblicas de Eslovenia y Croacia
quieren "invitar a tropas extranjeras" y pidió "tanques para que
mediten aquellos que importan ilegalmente armas y amenazan a gente
desarmada". Ésta era una alusión a Croacia, que ha importado decenas de
miles de fusiles de asalto de Hungría para sus unidades de defensa territorial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario