Por HERMANN TERTSCH
El País, Bucarest,
08.01.90
EUROPA CAMBIA
Miembros de la policía de origen rumano están siendo
linchados en Transilvania por la población húngara. "En los últimos días
son bastantes los muertos por acción de grupos radicales. Los muertos son todos
policías y todos de etnia rumana. No es en un pueblo aislado",
manifestaron ayer fuentes rumanas consultadas por EL PAÍS. Los agravios del
pasado y la especial represión a la minoría húngara por parte del aparato del
dictador ejecutado Nicolae Ceaucescu se cobran así unas víctimas que amenazan
con una escalada de la violencia nacionalista en la nueva Rumanía similar a la
existente en diversas repúblicas soviéticas.
La Prensa y los medios oficiales rumanos guardan absoluto
mutismo al respecto. Las organizaciones oficiales húngaras en Rumanía y la
República de Hungría han manifestado su apoyo al proceso de transición y su
renuncia a cualquier revisión de fronteras entre los dos Estados en la
conflictiva región transilvana, que perteneció a Hungría hasta la Primera
Guerra Mundial. En Rumanía viven dos millones de húngaros. Sin embargo, desde
hace días son activos ya grupos nacionalistas húngaros y rumanos en esta región
que hacen temer enfrentamientos armados o al menos físicos entre ellos. Algunos
colectivos húngaros han llamado ya a una "reunificación húngara" con
la anexión de Transilvania a Hungría. Los rumanos, hostiles desde siempre a una
minoría húngara dominante durante siglos de ocupación y alimentados en su odio
por la propaganda antihúngara de Ceaucescu, son mayoría en Transilvania, aunque
no en todas las localidades.
Mientras se dispara la escalada del nacionalismo húngaro en
Transilvania pasa otro tanto con el rumano en Moldavia, donde cada vez son
mayores las voces que piden una revisión de fronteras con la URSS y la
recuperación de la Moldavia hoy soviética.
En Bucarest, varios miles de estudiantes se manifestaron
ayer contra los intentos del aparato de la dictadura de Nicolae Ceaucescu de
perpetuarse en el poder; mientras se incrementan los indicios de fuertes luchas
en el seno del Frente de Salvación Nacional, que tomó el poder tras la
revolución.
En diversas localidades transilvanas se han producido,
además de linchamientos de antiguos represores al servicio de la dictadura, los
primeros enfrentamientos abiertos y directos entre la población de húngaros y
rumanos que conviven en esta región. El clamor entre los rumanos en la Moldavia
occidental en demanda de una revisión de fronteras con la URSS y la
recuperación de Besarabia, hoy soviética sigue aumentando. El Frente, por boca
de Silviu Brucan, manifestó que "no hay un problema de Besarabia", y
el ministro soviético de Asuntos Exterlores, Edvard Shevardnadze, declaró en
Bucarest el sábado que entiende que las nuevas autoridades respetan los
acuerdos del Acta de Helsinki" y, por tanto, las fronteras existentes. Rumanía anunció, por otra parte, su reconocimiento de todas las resoluciones de
la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa en Viena, que Ceaucescu se
negó a aceptar.
Divisiones
Por otra parte, estudiantes, escritores y miembros de grupos
de la oposición mostraron ayer su temor a que, caído el dictador, la población
se deje de nuevo desmovilizar con el "mal menor" que sería un
"régimen de libertad vigilada". En el Frente de Salvación Nacional se
han producido ya graves disputas entre aquellos partidarios de asumir el poder
sin permitir más que una oposición testimonial y aquellos que tienen intención
real de abrir el país a un régimen democrático y pluralista y una economía de
mercado de corte occidental. Los estudiantes concretamente han irrumpido con
fuerza en la escena política. Unos 5.000 se concentraron en el Instituto
Politécnico de Bucarest, donde nació la contestación estudiantil, para mostrar
su voluntad de permanecer movilizados hasta la instauración de una verdadera
democracia en el país.
Un delegado declaró ante los manifestantes que "hemos
sido los últimos esclavos en una Europa donde todos los países marchaban hacia
la libertad. Ahora reemprendemos la lucha para conseguir la victoria de la
democracia después de 25 años de dictadura y opresión". Los estudiantes
gritaban "Libertad" y hacían el signo de la victoria.
"Sacar de las cabezas de nuestra gente, dirigentes y
población, el síndrome Ceaucescu, la desconfianza mutua y la política
de ordeno y mando será un largo y doloroso proceso. Con el perro no ha muerto
la rabia. La tentación de control, de censura y de ejercicio del poder desde
arriba está viva", manifestó un estudiante que, participante en la toma de
la sede de Televisión y protagonista de la revolución, ya no se atreve a dar su
nombre por "represalias de los de siempre".
Los protagonistas del levantamiento contra Ceaucescu han
comenzado a reaccionar ante lo que consideran el grave peligro de que "la
revolución sea secuestrada" por grupos del antiguo régimen que mantienen
intactas las estructuras y los hábitos de gobierno. También en otras ciudades
del país se han producido manifestaciones de descontento por la permanencia en
sus puestos de la práctica totalidad de los cuadros administrativos y
represivos de la dictadura.
[Los médicos españoles Andrés Aznar y Fabiola Alegret,
pertenecientes a la asociación "Médicos sin Fronteras", se encuentran
en las regiones rumanas de Ploiesti y Galati para evaluar las necesidades de
los hospitales y dispensarios del área, informa Efe].
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