Por HERMANN TERTSCH
El País, Bucarest,
08.01.90
EUROPA CAMBIA
"Saludamos la creación de nuevos partidos y creemos
que cuantos más haya, mejor. Estamos dispuestos a establecer una mesa redonda
con otros partidos, y la creemos útil". Estas afirmaciones de Silviu
Brucan, un hombre que ha demostrado su integridad en los últimos años y que,
como muchos miembros del Consejo del Frente de Salvación Nacional (FSN), goza
de gran autoridad moral en la nueva Rumanía, no puede desviar la atención de
los numerosos síntomas de que está creciendo la tentación
sandinista en el seno de esta heterogénea formación que ha tomado el poder
en Rumanía con el Ejército. El FSN va a presentar a sus candidatos en las
elecciones que, en principio, se celebrarán en abril, y no concede posibilidad
práctica a los partidos de la era precomunista o a los recién creados de dar a
conocer su programa y crear una mínima infraestructura. Brucan afirmó que
"la juventud" pidió que las elecciones fueran en marzo o abril, y no
en julio o agosto como ellos deseaban.
"El Frente participará en las elecciones con la
decisión de utilizar todo su poder. Es infantil pensar que alguien que se
presenta a las elecciones va a ser imparcial". En estas frases, sinceras
como lo es Brucan, se percibe la citada tentación de no desmantelar el aparato
del partido comunista, sino utilizarlo para un frente que por su gesta de
ponerse a la cabeza de la revolución contra el déspota tiene un inmenso
capital político en la Rumanía actual.
El Ejército, que asegura se alejará pronto de la política,
parece albergar también la intención de compensar todos los años en que ha sido
la cenicienta del país frente a la omnipotente y, privilegiada
Securitate. Ion Iliescu es un hombre de Moscú; Brucan también lo es en cierta
manera. La posibilidad del acceso de los otros partidos a los medios de
comunicación y al dinero que le ha sido robado durante décadas al pueblo
rumano será la prueba capital que deberán dar las nuevas autoridades rumanas.
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