Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Bucarest
El País Domingo,
07.01.90
EUROPA CAMBIA
El ministro de Asuntos Exteriores soviético, Edvard
Shevardnadze, hizo ayer en Bucarest encendidos elogios de la revolución rumana
contra Nicolae Ceaucescu, la comparó con la "propia revolución [soviética]
que es la perestroika" y calificó de "profundamente
desagradables" sus contactos con el dictador ejecutado. "Somos
contrarios a toda dictadura. Ésta es inaceptable, sea supuestamente comunista o
burguesa", señaló. También mostró absoluto desinterés por el futuro del
Partido Comunista Rumano, que, tras la caída de Ceaucescu, se da prácticamente
por desaparecido.
"Las relaciones entre Rumanía y la URSS están basadas
en los principios de la igualdad absoluta, interés común y respeto mutuo. Los
partidos que existan son asunto exclusivo del pueblo rumano, y siempre
respetaremos su voluntad" declaró Shevardnadze. El ministro soviético
insistió en que Moscú no había mantenido "contactos con el Frente de
Salvación Nacional" antes del 22 de diciembre, día en que cayó Ceaucescu.
No reveló, sin embargo, si había tenido contactos con miembros actuales del
mismo como Silviu Brucan o Ion lliescu, nuevos hombres fuertes con
claros vínculos en la URSS. Shevardnadze se unió ayer por primera vez a los
llamamientos de los nuevos Gobiernos de Checoslovaquia, la RDA y Hungría para
una reforma radical del Consejo de Asistencia Económica Mutua (CAME) en
vísperas de su próxima reunión que se celebrará en Sofía. El régimen de
Bucarest y el también derribado de Berlín Este bajo Erich Honecker eran los
máximos frenos al plan de integración del CAME, propuesto por Mijail Gorbachov y
bloqueado por estos dos países en su reunión de Praga hace dos años. Frente a
crecientes presiones nacionalistas entre la población de Rumanía y los rumanos
habitantes de la República Soviética de Moldavia -tras la caída de Ceaucescu-
de anular los efectos del pacto Stalin-Hitler de 1939 y buscar una reunificación
de la Moldavia rumana, Shevardnadze manifestó: "Entiendo que las nuevas
autoridades rumanas aceptan las resoluciones del Acta de Helsinki", y que
no hay razón para mover fronteras si éstas se hacen permeables.
La Unión de Escritores de Rumanía había solicitado en
vísperas de su llegada la apertura de la frontera soviético-rumana. Las
autoridades rumanas, por boca de Silviu Brucan, ya habían adelantado que no
mantienen reivindicación territorial alguna con la Unión Soviética.
Respecto a la evolución política en el Frente de Salvación
Nacional, fuentes soviéticas que acompañaban ayer a Shevardnadze manifestaron
a EL PAÍS que han percibido la voluntad de la nueva dirección de hacerse con el
aparato del Estado heredado de Ceaucescu y que "de hecho la tentación
sandinista existe". No obstante, manifestaron que tras las conversaciones
mantenidas por la delegación soviética en Bucarest, ésta parte con la
convicción de que todavía es muy pronto para analizar las voluntades reales de
los grupos que forman el frente. "De aquí a abril, este proceso se irá
clarificando. Muchos quieren hacerse con el aparato. Otros están convencidos de
que, si lo desmontan, el país se desmoronará".
Iliescu y Roman
Shevardnadze realizó ayer un visita oficial de 10 horas a
la nueva Rumanía y se entrevistó con el presidente del Consejo del Frente de
Salvación Nacional, Ion Iliescu, y con el primer ministro, Petre Roman, en
conversaciones que calificó de "plenas de contenido e
interés". "Nunca antes llegué a un país cargado de tantas emociones.
Se deben a la conciencia del momento histórico. Esta revolución rumana tiene un
gran significado europeo y mundial, señaló en una breve intervención al
comienzo de su conferencia de prensa en el hotel Intercontinental de Bucarest,
fuertemente vigilado por fuerzas militares rumanas apostadas en todas las
esquinas y accesos a la sala con fusiles de asalto Kalashnikov.
"Apoyamos la revolución, y en la medida de nuestras
posibilidades le daremos nuestro apoyo político, económico y moral" dijo
Shevardnadze, que, tras el húngaro Gyula Horn, es el segundo ministro de
Asuntos Exteriores extranjero que llega a Bucarest a demostrar el apoyo de su
país al proceso emprendido con la caída del dictador Ceaucescu y su solidaridad
con la lucha sangrienta habida en diciembre en Rumanía.
La URSS ha prometido a Rumanía el suministro de 22 millones
de metros cúbicos de gas natural diarios y 390.000 toneladas de petróleo en
enero como ayuda inmediata para pasar un duro invierno, en que, como dijo el
ministro soviético, "habrá grandes dificultades en superar las secuelas de
la dictadura". Aseguró que el pueblo soviético, que "ha seguido con
entusiasmo la revolución rumana", comprende plenamente la suspensión de
las exportaciones de alimentos rumanos a la URSS, una de las principales causas
del grave desabastecimiento que ha sufrido la población bajo Ceaucescu desde
1981, año en que el dictador se sumió en su obsesión de pagar la deuda externa
a ritmo acelerado.
Preguntado Shevardnadze sobre si había previsto la caída del
dirigente rumano y qué opinaba de los últimos encuentros que mantuvo con
Ceaucescu, el jefe de la diplomacia soviética manifestó: "No soy profeta,
pero también puedo decir que tras mis encuentros con Ceaucescu siempre me iba
con sensaciones desagradables".
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