Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Pristina
El País Viernes,
26.01.90
LA CONVULSIÓN EN EL ESTE
La policía yugoslava se hallaba ayer en estado de alerta
ante la huelga general convocada para hoy en la provincia de Kosovo tras la
violenta represión de la manifestación celebrada el miércoles en la capital,
Pristina. Más de 100 personas permanecían ayer detenidas tras la concentración
habida en Pristina en demanda de libertades democráticas y reinstauración de la
autonomía para esta provincia de mayoría albanesa.
Fuerzas policiales con ametralladoras y chalecos antibalas
patrullaban ayer por la tarde por todo Kosovo, mientras la dirección comunista
de la provincia buscaba ayer desesperadamente una fórmula de aplacar a una
población que "no tiene nada que perder" y "está tan harta que
no tiene miedo a los carros de combate ni a las balas", según medios de la
oposición. El ultimátum de los estudiantes al poder para la aceptación pública
de una política de negociación y apertura expira hoy. "Sólo tienen dos
opciones, o aceptar las demandas de los estudiantes o aplicar de nuevo la
represión", declaró ayer a EL PAÍS el escritor Ibrahim Rugova, presidente
de la Liga Democrática de Kosovo y máxima autoridad moral de la población
albanesa en la provincia. Los comunistas no han aceptado hasta ahora diálogo
alguno con la población albanesa, y el alejamiento de los albaneses del partido
es absoluto e irreversible, señaló.
Las autoridades acusaron ayer a los manifestantes de ser
fuerzas hostiles al Estado yugoslavo y chovinistas separatistas movidos desde
el exterior. No obstante, ayer surgieron los primeros indicios de fragmentación
de la cúpula comunista de Kosovo, acusada por la población de ser un títere del
presidente de Serbia, Slobodan Milosevic.
Guardar las distancias
El ministro del Interior de Kosovo, Iusuf Karakus, se
distanció de la política de represión incondicional impuesta desde Belgrado.
Una reunión del comité central que comenzó después de la manifestación del
miércoles no había acabado aún a última hora de la tarde. "Se encuentran
[los comunistas] en un callejón sin salida. La solución Milosevic ha fracasado,
gracias a Dios", manifestó un dirigente de la oposición albanesa.
Fuentes de estas fuerzas democráticas albanesas expresaron,
sin embargo, su temor a que, ante una creciente división de la dirección
comunista en la provincia y la decisión de la juventud albanesa de desafiar la
prohibición de manifestaciones bajo el estado de excepción vigente, la
dirección serbia intente una demostración de fuerza con el aplastamiento
violento de concentraciones.
"Son como leones heridos y, por tanto, muy
peligrosos", decía ayer el secretario de la mayor organización de
oposición albanesa, la Liga Democrática de Kosovo, el periodista Iusuf Buxhavi.
"Esto es un polvorín, y cualquiera puede hacerlo explotar",
manifestó. La LDK, presidida por Rugova, fue fundada hace sólo un mes, y cuenta
ya con más de 100.000 miembros de la población albanesa. Rugova asegura que, si
bien la Liga no convocó la huelga general, apoya las reivindicaciones de los
estudiantes, prácticamente las mismas de su programa político básico.
Los estudiantes que han convocado a la huelga exigieron a la
dirección elecciones libres, el fin del estado de excepción y de la represión
de los derechos de la mayoría albanesa, así como la libertad de los presos
políticos, entre ellos el ex jefe del partido comunista en Kosovo, Azim Vlasi,
que está siendo juzgado por alta traición.
Milicianos armados con metralletas kalashnikov patrullaban
ayer las calles de la capital, Pristina, ciudades como Prizren y Pec y otras
localidades conflictivas de mayoría albanesa, como Titova Mitrovica y Suva
Reka.
La Liga Democrática de Kosovo y el comité de estudiantes de
Pristina son solidarios con los comunistas reformistas de Eslovenia que
abandonaron el lunes pasado el congreso de la Liga de los Comunistas de
Yugoslavia en rechazo a la política centralista y ortodoxa de la dirección
serbia y sus aliados. "Sólo hay dos posturas: la europea reformista y
democrática y la unitarista y conservadora", declaró Buxhavi.
Por otra parte, cuatro albaneses -dos obreros y dos
estudiantes- cruzaron ilegalmente en la madrugada del miércoles la frontera
yugoslavo-albanesa cerca de la localidad de Plav (Montenegro) y se entregaron a
la policía yugoslava, informa desde Belgrado Mirjana Tomic.
En sus declaraciones a los policías montenegrinos, informa
la agencia Tanjug, los jóvenes albaneses, oriundos de Scutari, confirmaron que
hubo intentos de manifestaciones en su ciudad y que el 11 y el 14 de enero unas
6.000 personas se congregaron en el centro de la localidad para derrumbar la
estatua de Stalin, "símbolo del régimen albanés".
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