Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Belgrado
El País Jueves,
25.01.90
Miles de jóvenes de la provincia meridional yugoslava de
Kosovo (de mayoría étnica albanesa) se lanzaron ayer a la calle en demanda de
derechos civiles y políticos para la población albanesa, en una vertiginosa
escalada de la tensión política en el sur de Yugoslavia. La protesta era
también una muestra de solidaridad con la delegación eslovena que abandonó el
lunes el congreso de la Liga de los Comunistas (LCY), y en un nuevo y abierto
enfrentamiento con el poder serbio.
Más de 20.000 albaneses se habían concentrado ya en la
mañana de ayer enfrente del edificio del comité central en la capital de
Kosovo, Pristina, en solicitud de la dimisión de toda la dirección de la
provincia, impuesta por la cúpula directiva de la República de Serbia hace poco
menos de un año. Entre gritos de "¡Serbia, jamás volverás a ser un
imperio!" y "¡Democracia, democracia!", los manifestantes
pidieron a los policías de etnia albanesa que observaban la situación que se
unieran a ellos como "hermanos de sangre".
Ibrahim Megcini, líder de los estudiantes albaneses,
advirtió que, de no cumplirse sus condiciones antes del viernes próximo,
"los estudiantes y obreros irán juntos a la huelga general".
Con el bloqueo de todas las medidas liberalizadoras para la
provincia de Kosovo propuestas por Eslovenia en el frustrado congreso de la LCY
se disparó ayer de nuevo la conflictividad en esta provincia. Eslovenia había
propuesto la abolición de los artículos que persiguen las "actividades
contrarrevolucionarias"; la suspensión del proceso contra el ex líder
comunista albanés Azem Vlasi, procesado por "alta traición" por
iniciativa política de Milosevic, y la liberación de los centenares de presos
políticos albaneses. El bloque pro Milosevic en el congreso derrotó
sistemáticamente estas propuestas.
Dada la vigencia del estado de excepción en la provincia
fronteriza con Albania y el estacionamiento allí de fuerzas especiales de la
policía y el Ejército, se incrementó ayer con rapidez el temor a
enfrentamientos directos entre manifestantes y fuerzas de seguridad y un nuevo
derramamiento de sangre como los habidos en años pasados.
Habitada mayoritariamente por albaneses, bajo la dirección
serbia de Slobodan Milosevic, ha visto sistemáticamente recortados la autonomía
y los derechos políticos de la población. El pasado año, la represión de las
movilizaciones populares contra el recorte de los derechos de la mayoría
albanesa en Kosovo causó numerosos muertos (oficialmente, 23, y
extraoficialmente, más de un centenar).
Desde primeras horas de la mañana, miles de albaneses fueron
concentrándose en el centro de Pristina. Abuchearon al jefe del partido en la
provincia, Rachman Morina, impuesto por Milosevic, cuya dimisión inmediata
solicitaron.
Aparte de la dimisión de la cúpula del partido y del
Gobierno en Kosovo, que consideran títere de Milosevic, solicitan, entre otras
cosas, la inmediata derogación del estado de excepción en la provincia y las
instituciones de los dirigentes albaneses, y la convocatoria de elecciones
generales libres. Diez meses después de la implantación del estado de excepción
en Kosovo, impuesto por la dirección serbia bajo Milosevic, las nuevas
movilizaciones hacen realidad las previsiones de los políticos reformistas de
Eslovenia y Croacia.
Las nuevas movilizaciones podrían acelerar el fin de la
carrera de Milosevic, líder populista y nacionalista serbio. Tanto si decide
aplastar por la fuerza las nuevas movilizaciones como si las permite, el
fracaso de su prometida solución serbia a la crisis de esta provincia con casi
el 90% de población albanesa quedará patente.
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