Por HERMANN TERTSCH
El País, Bonn,
01.09.87
La Unión Socialcristiana (CSU) bávara, que dirige Franz
Josef Strauss, anunció ayer que boicoteará las consultas de la coalición del
Gobierno federal alemán, en protesta por la decisión del canciller Helmut Kohl
de renunciar al mantenimiento de los 72 misiles Pershing 1A -para facilitar un
acuerdo para la eliminación de los misiles de alcance medio entre las
superpotencias. Kohl anunció el pasado miércoles que, si bien con ciertas
condiciones, la RFA no modernizará en 1991 sus misiles Pershing 1A, ya hoy
prácticamente obsoletos. Estos misiles del Ejército alemán, cuyas cabezas
nucleares son propiedad norteamericana, se habían convertido en los últimos
meses en el único obstáculo aparente a un acuerdo entre Washington y Moscú para
la eliminación total de los misiles de alcance medio en Europa.
Tras una reunión extraordinaria de la dirección de la CSU en
Múnich, Strauss anunció que su partido no acudirá hoy a la reunión con la Unión
Cristianodemócrata (CDU), del canciller Kohl, y el partido liberal (FDP), con
los que forma la coalición gubernamental en Bonn. Tampoco acudirá a una nueva
consulta a mediados de septiembre.
Strauss, visiblemente molesto con Kohl por no haber sido
consultado antes de hacerse pública la decisión de renunciar a estos misiles,
manifestó que ésta constituye "un desaire y menosprecio" a su
partido.
La CSU, siempre contraria a la solución supercero para eliminar todos los misiles de medio alcance en Europa, había calificado la
renuncia a los Pershing 1A de "irresponsabilidad", pocas horas antes
de que Kohl la anunciara.
Strauss criticó al canciller y manifestó que, aunque su
partido no ha estudiado un posible abandono de la coalición, "hay que
recomponer de nuevo la base de confianza y cooperación".
La airada reacción de la CSU supone una nueva escalada en la
larga serie de desavenencias que aquejan a la coalición desde las elecciones
federales del 25 de enero. El presidente bávaro, temeroso de perder un
electorado de extrema derecha en Baviera que hasta ahora le fue fiel, y, a sus
casi 72 años, notoriamente mermado en su capacidad de análisis político, adopta
cada vez con más frecuencia posiciones que el partido de Kohl se niega a
asumir.
Se ha erigido en firme defensor del régimen racista de
Suráfrica y de la dictadura de Augusto Pinochet en Chile y fervoroso adversario
del desarme. Su tradicional frente de hostilidades con el ministro de Asuntos
Exteriores, el liberal Hans Dietrich Genscher, lo ha extendido a miembros de la
CDU que, como el secretario general, Heiner Geissler, o el ministro de Trabajo,
Norbert Blüm, atacan también las violaciones de derechos humanos por parte de
los regímenes de Pretoria y Santiago y no sólo de Estados comunistas.
Sus relaciones con los líderes de los otros dos partidos de
la coalición, CDU y FDP, son tensas. Sus descalificaciones de la persona de
Kohl son continuas desde hace más de una década y han arreciado últimamente. En
Bonn se considera que esto se debe al resentimiento de Strauss ante el hecho de
que su influencia en Bonn ha disminuido considerablemente, y Genscher, su gran
adversario político, ha ganado constantemente poder.
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