Por HERMANN TERTSCH
El País, Bonn,
12.10.87
Uwe Barschel, el ex presidente democristiano del Estado
federado de Schleswig-Holstein (RFA), apareció muerto ayer en una habitación de
un hotel de Ginebra, un día antes de su prevista comparecencia ante una
comisión parlamentaria que investiga su implicación en una campaña de
descrédito de su rival socialdemócrata en las pasadas elecciones del 13 de
septiembre. Todo hace suponer que el político se quitó la vida, aunque la
policía no descarta tampoco la hipótesis del asesinato.
La muerte de Barschel es la trágica culminación de un
escándalo político sin precedentes en la historia de la República Federal de Alemania
que aún está por aclarar y cuyos efectos, también para el Gobierno federal, aún
son imprevisibles. La noticia de la muerte de este joven político de 43 años,
que había protagonizado un ascenso meteórico en la Unión Cristiano Demócrata
(CDU), causó gran conmoción en medios políticos de la RFA. Barschel fue hallado
muerto en su habitación en el hotel Beau Rivage por periodistas de la
revista Stern al mediodía de ayer. Su cadáver se hallaba en la bañera
llena de agua. No mostraba heridas externas ni signos de violencia. Había
llegado a Ginebra el sábado procedente de Gran Canaria, donde había pasado unos
días de descanso en Bahía Feliz, en espera de prestar declaración ante la
comisión investigadora del Parlamento de Schleswig-Holstein.
El ex primer ministro del Estado más septentrional de la RFA
fue llamado el viernes a su retiro canario para que acudiera inmediatamente a
prestar declaración en Kiel, capital de este Estado, ante la acumulación de
indicios de que había mentido en sus declaraciones juradas en relación con
el escándalo de la pasada campaña electoral. Hasta la víspera de su muerte, Uwe
Barschel insistió en su inocencia, puesta ya en duda por su propio partido. En
las elecciones, la CDU perdió su mayoría, que ostentaba desde hace 37 años, en
favor del Partido Socialdemócrata (SPD). Este partido logró 36 escaños, la CDU
33, los liberales cuatro y la minoría danesa 1.
La hegemonía democristiana
El escándalo en torno a Barschel saltó a la luz el sábado 12
de septiembre, pocas horas antes de abrirse los colegios electorales en
Schleswig-Holstein, donde peligraba la tradicional hegemonía de la Unión
Cristianodemócrata. El semanario Der Spiegel publicó las
declaraciones juradas de un ex colaborador de Barschel en la presidencia del
Estado, Reiner Pfeiffer, según las cuales había recibido órdenes del presidente
para lanzar una campaña difamatoria contra el candidato rival, el
socialdemócrata Bjorn Engholm, utilizando todo tipo de recursos ilegales. Así,
Pfeiffer aseguró haber presentado una denuncia anónima contra Engholm por
evasión fiscal a instancias de Barschel. Éste le habría encargado también
contratar detectives para vigilar la supuesta vida promiscua y homosexual del
candidato del SPD. Asimismo, le pidió un micrófono para instalar en su propio teléfono,
en su despacho de la presidencia, para acusar después al SPD de su
colocación. Barschel salió al paso de estas informaciones y aseguró que eran una
"miserable mentira". El canciller, Helmut Kohl, y el jefe de la CDU
en Schleswig-Holstein y antecesor de Barschel en la presidencia del Estado,
Gerhard Stoltenberg, salieron en defensa de éste. Stoltenberg acusó a Der
Spiegel de ser un "órgano de lucha izquierdista" y de orquestar
una campaña contra Barschel. El 25 de septiembre Barschel dimitió como presidente,
si bien insistió en su inocencia y anunció que lucharía ante los tribunales por
demostrarla.
No obstante, en la comisión parlamentaria ya las primeras
declaraciones de colaboradores de Barschel reforzaron los indicios de
culpabilidad contra éste. Las declaraciones de su ministro de Hacienda y
miembros de la oficina de prensa de la Presidencia hicieron que en pocos días
toda la defensa de Barschel, basada en una conferencia de prensa de cerca de
cuatro horas tras las elecciones, en la que dio su "palabra de honor"
de que no había sabido de la campaña sucia contra Engholm e hizo públicas
varias declaraciones juradas al respecto, se desmoronó como un castillo de
naipes. La fiscalía de Kiel abrió un sumario contra Barschel al considerar que
existían indicios racionales de culpabilidad.
El escándalo de Kiel se ha ido complicando día a día. El
viernes se supo que el presidente del SPD en Schleswig-Holstein, Günther
Jansen, se había encontrado con el denunciante Barschel varias veces antes de
hacerse público el escándalo. La intriga política de Kiel ha alcanzado tales
dimensiones que la opinión pública se ve en crecientes dificultades para
comprender todo el entramado de mentiras, sobornos, falsificaciones y
conexiones ilícitas del mismo.
Dudas en su partido
Tras tres días de investigaciones, los miembros del partido
de Barschel se distanciaron claramente de él, plantearon dudas sobre la
veracidad de sus declaraciones y le conminaron a que declarara hoy ante la
comisión y renunciara a su escaño en el Parlamento. Aún en Canarias, Barschel
insistió en su inocencia. Desde allí envió un télex al nuevo candidato
cristianodemócrata a la presidencia, Klaus Kribben, y le anunció que había
logrado nuevas informaciones que iba a confirmar personalmente durante el fin de
semana y que el lunes posiblemente pudiera presentar ante la comisión nuevas
informaciones sobre el trasfondo real del escándalo. Según informaciones no
confirmadas, Barschel se dio cita en Ginebra el sábado con un desconocido que
iba a suministrarle la citada información sobre el caso.
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